30/1/19 23:21 - Los mensajes en este grupo ahora están
protegidos con cifrado de extremo a extremo. Toca para más información.
30/1/19 23:21 - Creaste el grupo “Androids in the Woods”.
31/1/19 0:20 - Toni AMENGUAL:
Buenas noches Fernando, te escribo desde Menorca por aquello que comentamos sobre el
texto de mi proyecto “Androids in the Woods”. Te paso el link para que veas el
audiovisual.
El concepto es muy sencillo. Diciembre de 2017, residencia
en mitad de ninguna parte del oeste de Finlandia, decido hacerme una cuenta de
Tinder para contactar con gente y fotografiarla (no sex involved). La idea es
explorar cómo las pantallas y las redes sociales influyen y modifican nuestra
forma de relacionarnos. Los bosques finlandeses, la nieve y la oscuridad me
parecieron el escenario perfecto para materializar un planteamiento que llevaba
bastante tiempo incubando.
31/1/19 0:21 - Toni AMENGUAL:
Aquí va el link del video:
31/1/19 0:21 - Toni AMENGUAL:
Ya me dices que te parece y por dónde empezamos
3/2/19 9:26 - Fernando Gómez de la Cuesta:
Buenos días Toni, muchas gracias por tu invitación, para mí
será un placer ser parte de un proyecto que he ido siguiendo desde la distancia
a través de la información que me ibas enviando por Internet, desde esa misma
conexión remota que procura el interfaz digital y que también es objeto de tu
propuesta, una relación virtual que a nosotros nos ha mantenido más unidos de
lo que nuestros encuentros físicos hacían prever.
En “Androids in the Woods” abordas temas que, como sabes,
son contenido también de mis investigaciones, así que la propuesta me resulta
muy estimulante. En alguna ocasión te he comentado que tu forma de acometer
desde la creación los grandes argumentos de la contemporaneidad me parece muy
cercana e interesante, tienes la habilidad de meter el dedo en la llaga y una
capacidad que mezcla lo certero de un puñetazo bien dado con la belleza y la
poesía de unas imágenes muy oportunas y bien concebidas.
Ahora precisamente me encuentro pasando unos días en Sierra
Nevada con la familia, en otros bosques, con otra nieve y con otro frío que el
que da contexto a tu proyecto, pero con algunos puntos en común y, sin duda, en
un buen sitio para recibir tu mensaje, un lugar donde estoy menos “conectado”
de lo normal y, gracias a eso, más conectado a ellos, a mi familia, de lo que
por desgracia es habitual.
Aprovecho este rato de cobertura para escribirte y para
volver a ver el enlace al vídeo que me envías, un vídeo que sigue produciéndome
la misma sensación de desasosiego que la primera vez que lo vi. Quizás una
buena manera de empezar a concebir la dirección del texto que acompañará a tu
proyecto sea ponerte en la tesitura de que verbalices cómo crees tú que las pantallas
y las redes sociales han modificado nuestra forma de relacionarnos, puedes ser
todo lo sucinto que quieras, pero me parece que éste puede ser un buen inicio
para nuestra conversación ¿empezamos?
3/2/19 9:28 - Fernando Gómez de la Cuesta:
Multimedia omitido
3/2/19 9:28 - Fernando Gómez de la Cuesta:
Multimedia omitido
3/2/19 9:28 - Fernando Gómez de la Cuesta:
Ps’ te envío una imagen del lugar desde donde te escribo.
6/2/19 13:51 - Toni AMENGUAL:
Bon dia Fernando, después de buscar “sucinto” en la web de
la RAE. voy a responder a tu pregunta ;-)
6/2/19 14:14 - Toni AMENGUAL:
Creo que la tecnología es lo que nos ayuda a avanzar y a
hacer del mundo un lugar más habitable. Evidentemente la fotografía es
tecnología. Ya en mi primer libro, “Pain”, las 120 imágenes que aparecen están
hechas con la cámara de mi primer smartphone.
Durante muchos años he sido un entusiasta de Facebook y le
he dedicado mucho tiempo y energía. Supongo que es una herramienta que me ha
funcionado bastante bien. Para los que somos muy impulsivos el hecho de
redactar nos obliga a pensar, revisar y ajustar cada una de las palabras que
vas a compartir. Además, desde detrás de la pantalla, uno se atreve a decir más
cosas de las que diría en un cara a cara.
Ahora bien, precisamente por eso, estoy cambiando de opinión
sobre las redes sociales y la forma en que nos hemos acostumbrado a
comunicarnos a través de esas pantallas. Siento que hay una falsedad enorme en
las vidas que nos empeñamos en proyectar y una deshumanización de todo aquel
que está al otro lado de la pantalla.
Eso es lo que quería transmitir con mi trabajo. Tinder como
el máximo exponente de esa deshumanización: juzgar a las personas en unos pocos
segundos por la fotografía o fotografías que han elegido para representarse, cómo
nuestra falta de tiempo, o más bien de paciencia, nos ha llevado a utilizar a
la gente que nos rodea para conseguir nuestros objetivos. Creo que eso es
peligroso y puede determinar nuestra forma de relacionarnos, incluso cuando no
haya pantallas de por medio.
No sé como lo ves tú, pero ahora mismo no lo tengo nada
claro. 😅
6/2/19 14:15 - Toni AMENGUAL:
Pd: creo que no he sido demasiado sucinto. 😬
9/2/19 14:20 - Toni AMENGUAL:
Buenos días Fernando,
sigo en Menorca de residencia. He aprovechado que era sábado
y que el día ha amanecido soleado para hacer la colada. Después de limpiar y
ordenar mi habitación me he dispuesto a leer hasta la hora de comer. Siempre
que estoy fuera me gusta llevar conmigo más libros de los que sé que voy a
poder leer, incluso me acompañan algunos que ya he leído varias veces. Antes de
elegir un libro he cogido el móvil para echar un vistazo a los periódicos.
Cuando he mirado el reloj había pasado más de una hora en la que me ha dado
tiempo a revisar los titulares, leer alguna noticia que me ha parecido interesante
y acabar, como no, en Instagram.
Resulta curioso como al utilizar el mismo aparato, de alguna
manera, acabamos equiparando la información del periódico con la de la de las
personas que seguimos en las redes. Aquí es donde uno se da cuenta de la importancia
de la materialidad y de cómo ha cambiado la forma de recibir información por
medio de las pantallas, es como si todo el mundo se hubiera convertido en cronista
de su propia vida. El problema es que ese tipo de crónica se asemeja más a la “salsa
rosa” que al periodismo propiamente dicho.
Evidentemente navegando / cotilleando por Instagram he acabado
compartiendo una foto de mi crónica-creación del día.
9/2/19 14:20 - Toni AMENGUAL:
Multimedia omitido
Multimedia omitido
11/2/19 23:25 - Fernando Gómez de la Cuesta:
No me extraña que alguien que usa unos calcetines como esos
quiera enseñarlos. Jejeje! Son maravillosos. El problema, como tú bien dices,
es que muchas veces sacamos en la foto unos calcetines que no son los nuestros.
Es esa voluntad de aparentar lo que no se es, de enseñar una vida que no
tenemos, que exageramos o, incluso, que directamente nos inventamos, lo que
marca nuestro uso de las redes sociales, de este yo virtual donde es mucho más
fácil parecer que ser, una construcción de ese “otro yo” que nos termina
situando en lo superficial, en lo cómodo, en lo hecho sin esfuerzo y sin rigor,
porque parecer siempre es mucho más sencillo que ser.
Dice Nicholas Carr en
su libro “Superficiales ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes?” (Si
no lo has leído, te lo recomiendo para tus lecturas de residencia) que hemos
dejado de aplicar tiempo, esfuerzo y profundidad a cualquier cosa, que ahora
surfeamos sobre los conocimientos y los contenidos (y en la dirección cambiante
que marca el algoritmo, añado yo). Resulta curioso como algo tan facilón como
vivir en la apariencia, está cambiando algo tan trascendental, tan esencial,
como nuestra forma de ser. Es como si hubiéramos iniciado un proceso que nos va
vaciando por dentro.
Esto afecta también, como no puede ser de otra manera, a las
relaciones humanas incluidas las de pareja. En eso, Tinder y otras aplicaciones
similares, son el ejemplo más evidente de esta vacuidad que refleja un cambio
de paradigma en las relaciones personales. Esa filósofa llamada Mala Rodríguez
ya lo decía: “lo fácil cae ligero”
Y sí, ya no es que las cosas no sean para siempre (porque
nunca lo fueron) sino que cualquier cosa es, como mucho, para apenas un
momento.
Por un lado está esa superficialidad que se refiere al
tiempo, al rigor, al esfuerzo y a la escasa profundidad que dedicamos a todo, y
por otro lado está el tema de cómo estos dispositivos (y consumir nuestra vida
a través de ellos) nos aleja de los que están próximos a nosotros.
Como te conté, estoy pasando unos días en un hotel de
montaña con la familia y hace unas fechas decidimos subir a una estación de
esquí que hay un poco más arriba. El día era excepcional y la estación estaba
atestada. Culminando el paisaje, arriba del todo, había una enorme central de
telecomunicaciones con una descomunal antena parabólica que aseguraba la cobertura a
una gran extensión. Justo a los pies de ese pico, en la terraza del bar de la
estación, se agolpaba la gente, muchos estaban más pendientes de sus móviles
que de las personas y del lugar donde se hallaban. Me dio por pensar que
aquella antena era un engendro del mal que nos tenía a todos dominados, que
muchos de ellos, a pesar de estar al lado, se comunicaban más a través del
interfaz digital que de una manera directa. Me dio por pensar que pronto, el
medio con el que nos comunicamos, dejaría de ser un medio y sería un
fin, dejaría de ser un transmisor y se convertiría en un interlocutor, incluso,
es posible, que en el único interlocutor. Me hizo pensar que la evolución
lógica de Tinder no será seguir procurando esos (casi siempre) breves encuentros físicos con personas que seleccionamos
curioseando unas fotos que ellos previamente han escogido y leyendo una breve
descripción que, sobre sí mismos, han redactado, sino que el desarrollo
natural de este tipo de aplicaciones será la de crearnos un compañero virtual
que sea justo lo que nosotros necesitamos ¿Has visto la película “Her”? Supongo que sí. Te dejo dos fotos. Una
de la antena maléfica y otra de la muchedumbre agolpada en la terraza del bar
de la estación de esquí...
11/2/19 23:26 - Fernando Gómez de la Cuesta:
Multimedia omitido
11/2/19 23:26 - Fernando Gómez de la Cuesta:
Multimedia omitido
14/2/19 10:37 - Toni AMENGUAL:
Multimedia omitido
11/2/19 23:26 - Fernando Gómez de la Cuesta:
Multimedia omitido
14/2/19 10:37 - Toni AMENGUAL:
Bon dia Fernando, maravilloso díptico vertical. Una antena
para mantener al pueblo con la cabeza agachada.
Vi “Her” en su momento y me he tragado todas las temporadas
de “Black Mirror”. De hecho relacioné “Her” con el primer episodio de la
tercera temporada de “Black Mirror”: “Nosedive”.
Es aquel en el que las personas pueden puntuarse en una
aplicación en función de las interacciones que tengan en “la vida física” y esa
puntuación tiene un efecto directo sobre su estatus socieconómico. Algo así
como la dictadura del aparentar. Lo que me hizo relacionar “Her” y ese episodio
de “Black Mirror” fue la estética y la forma de vida de los protagonistas de
ambas. Un mundo de colores pastel y una estética muy “instagramable”.
Recuerdo cuando
apareció Instagram en mi vida. Un amigo fotógrafo me habló de la aplicación y
me dijo “y la gente te da corazones cuando le gustan tus fotos. Mira si nos
tienen calados, saben que hacemos fotos porque necesitamos que nos quieran”.
Creo que eso es aplicable a cualquier persona. Hacemos fotografías y las
compartimos porque necesitamos que nos quieran. Ahí uno se da cuenta de la
potencia de las imágenes, de cómo poniendo un corazón (reacción que Facebook
añadiría después) creas un estímulo mucho más potente. Pero debajo de ese
corazón hay tantas capas que se me antoja como el espejo de Alicia, o por
seguir con la filmografía, con el portal de entrada a “Matrix”.
Pd: Se me empieza a hacer difícil este ejercicio epistolar
vía Whatsapp. Siento que, a nivel personal, experimento ese vaciado del que
hablas. Tenemos que quedar para vernos, abrazarnos y tomar algo, PRONTO. 😅
14/2/19 10:38 - Toni AMENGUAL:
Pd2: como dice también la Mala Rodríguez “yo me visto por
los pies”. ;-)
18/2/19 13:33 - Fernando Gómez de la Cuesta:
Pues sí, una antena para mantener al pueblo con la cabeza
agachada, y no sólo eso. El otro día leía una frase de Benjamin (de 1936!) que
me ha vuelto a la mente con lo que acabas de decir: “El fascismo ve su
salvación en que las masas lleguen a expresarse (pero sin que, ni por asomo,
hagan valer sus derechos)”. No sé si las redes sociales (y las relaciones y los
hechos humanos de todo tipo, políticos, laborales, amorosos, sexuales, que se
dan través de ellas) han sido en algún momento un espacio de libertad, pero lo
cierto es que llevo tiempo pensando que se han convertido en un sumidero por
donde lanzamos, sin que produzcan ningún efecto, nuestros sentimientos,
nuestras ideas, nuestras filias y fobias, nuestras expectativas y nuestras
frustraciones. Un “blackmirror” que tiene mucho de “blackhole”.
Eso conecta directamente con otro de los elementos que has
introducido en alguna de tus intervenciones anteriores: la pérdida de
objetividad que nos conduce a equiparar el texto con el que un amigo acompaña
una foto en Instagram, con la redacción de una noticia del Washington Post. Esa
pérdida de la objetividad es la que nos lleva directos a la posverdad, que
quizás sea una de las expresiones más evidentes de ese “vaciamiento” del que
también hemos hablado. Perdemos las coordenadas de nuestro propio espíritu
crítico, de nuestro razonamiento intelectual, y las cambiamos por un relato
emocional y sentimental de los hechos elevado a la categoría de “verdad”, de
“nuestra verdad”, pero que coincide más con nuestros deseos que con los hechos,
esto lo dice mejor Paul Virilio en “Ciudad Pánico”, donde escribe que el poder
de los mass-media desemboca, entre otras cosas, en una “sincronización de las
emociones” que, aunque sólo sea por mera empatía, nos provoca una distorsión de
la realidad.
Por eso me gusta que tu proyecto parta de una red social
especializada como Tinder, donde el “objeto específico” tiene que ver con la
búsqueda de relaciones de amistad, sexuales o amorosas, físicas o virtuales,
pero desde el contexto virtual, y no desde una red social más “generalista”
tipo Facebook o Twitter. Creo que es la manera más eficaz de enseñar estos cambios
de paradigma que hace tiempo que vienen produciéndose. Míranos a nosotros
mismos, llevamos unas semanas metidos en esta conversación en el formato
no-físico del chat de Whatsapp y este ejercicio, que nos obliga a reflexionar
sobre todas estas cuestiones, tiene como una de sus consecuencias que tengamos
ganas de vernos “en carne y hueso” 😂. Habrá que quedar y
abrazarse 😍.
20/2/19 12:02 - Toni AMENGUAL:
Pues sí habrá que quedar 😅. Me
gustaría que nos viéramos “away from keyboard” y explorar el formato y
contenido que hay que darle al texto. Creo que en esta conversación están
saliendo muchas de las cuestiones que se deben abordar en él, quizás deberíamos
ver como aplicar estos bits a una publicación que materialice toda esta
virtualidad. Tengo en la cabeza un libro que parte formalmente del mismo punto
que este proyecto, de Tinder, quiero que el diseño de Marta conecte con el de
esta red social, con cómo se presentan en ella los usuarios, que mezcle los
retratos con las imágenes de los lugares, de las cosas, de los espacios, que
incorpore los chats, las conversaciones… Necesito construir un objeto que sea
una pieza más del proyecto a la vez que lo recoge ¿Cómo lo tienes este viernes?
20/2/19 13:36 – Fernando Gómez de la Cuesta:
Perfecto! Este viernes me va genial. Podemos quedar sobre
las 13h en el Bar los Patines y hablamos del tema. Yo también pienso que esta
conversación ha abordado muchos de los contenidos que desarrolla “Androids in the Woods”. Creo que tu proyecto,
al final, se convierte en una metáfora perfecta de la deshumanización, un
relato desasosegante que tiene una moraleja inquietante. El código de
relaciones que mantienen los usuarios de Tinder te lleva a ese primer contacto
virtual y distante, apenas unas fotos, un vistazo rápido al statement, eliges
algún candidato entre una “oferta” que nos desborda y comienza una conversación
a distancia, más o menos larga, más o menos profunda. Parece que el objetivo habitual
que se persigue es llegar a deshacer esa primera relación digital que se
establece por medio de la red social y, en algún momento, “carnificar” al
interlocutor elegido, buscando compañía, amistad, sexo… En este caso el ciclo
se cierra (te diría que de una manera algo perversa) cuando les dices que el
motivo de tu contacto es retratarlos con tu cámara de fotos, es algo así como
que cuando el contacto vía Tinder parece que va a cumplir, al menos, con uno de
sus objetivos: el encuentro físico, en
lugar de entregaros a esa “fisicidad”, decides volver a iniciar el camino hacia
la desmaterialización, hacia la conversión de esa cita real en píxeles, en
imágenes digitales que van a parar a un disco duro y que, tarde o temprano, de
una manera u otra, volverán a aflorar en la Red, convirtiéndolos de nuevo en
una suerte de androides deshumanizados que vagan por los bosques fríos y
solitarios de Finlandia. Oye, ¿y si empleamos este diálogo como texto de la
publicación? ¿Qué te parece?
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