Cyro García - "The Golden Book"


The Golden Text *

 0. God’s Gold (en el nombre del oro). El inicio.

Se cree que fue el cartógrafo mallorquín Cresques Abraham quién, en 1375, representó el norte de África en un mapa que forma parte del llamado Atlas Catalán, una publicación que actualmente se conserva en la Biblioteca Nacional de Francia en París. En ese mapa, Cresques, dibujó la imagen de un hombre con un cetro, una corona y una enorme pepita de oro en la mano derecha. Su nombre era Mansa Musa y gobernó Malí durante el siglo XIV, un imperio que también incluía la actual Ghana y Tombuctú. Musa se considera la persona que más riqueza ha acumulado en la historia, más que Carlos Slim o Bill Gates, más que cualquiera. Con su llegada al poder en 1312 heredó una serie de títulos: Rey de Reyes, León de Malí, y el más importante de todos, Señor de las Minas, que le otorgaba la propiedad de los yacimientos de oro más grandes de la época. Musa fue muy conocido, entre otras cosas, por su curioso y excéntrico viaje a La Meca en 1324, cumpliendo con la peregrinación que deben realizar todos los musulmanes al menos una vez en la vida. Un itinerario de 3.000 kilómetros que se alargó más de un año y que fue documentado por numerosos testigos, unas gentes que se quedaban estupefactas ante la riqueza exhibida en la procesión. Este recorrido no iba a ser como otro cualquiera, Mansa Musa quería mostrar su poder a lo largo del camino y para ello preparó esta caravana de la ostentación que transportaba más de 20 toneladas de oro y unas 70.000 personas, entre hombres, mujeres y esclavos. A su llega a la ciudad de El Cairo, que por aquellos entonces era uno de los centros económicos más importantes del mundo, Musa alardeó de su riqueza gastando cantidades ingentes del preciado metal en los mercados de la ciudad. Durante los tres meses que se prolongó su estancia en la misma, había gastado tanto oro, puso tanto en circulación, que le hizo perder gran parte de su valor de mercado, provocando una súper inflación en las ciudades unidas por su peculiar itinerario de derroche: El Cairo, Medina y La Meca.

El oro que hay en nuestro planeta se formó hace miles de millones de años tras una serie de procesos geológicos complejos. Todo ese oro permaneció más o menos desapercibido hasta que el hombre comenzó su idilio con este metal de un brillo que le ha cautivado desde su descubrimiento. Hace siglo y medio, en Estados Unidos, los pioneros buscadores de la llamada fiebre del oro, no aplicaban ningún escrúpulo sobre la procedencia ni los medios con los que obtenían el ansiado elemento, solo perseguían el sueño americano: el oro era aquello que podía hacerles ricos y ricos era lo que querían ser. La historia ha demostrado que nuestra sed de oro es insaciable, pasando incluso por encima de nuestras éticas y de nuestra moral. Pero ¿por qué el oro ha seducido al mundo? Quizás sea una reminiscencia de aquellos primeros humanos que anduvieron por la sabana africana guiándose por los brillos que producen los rayos del sol sobre el agua, unos reflejos que les servían para localizarla y sobrevivir, o quizás, simplemente, sea una atracción que tiene que ver con sensibilidades innatas a las que estamos predispuestos. Lo cierto es que el oro es un símbolo de riqueza, de poder y de estatus. Quien tiene el oro, manda, dijo Trump y por los hechos que se suceden debemos, sin que sirva de precedente, darle la razón. A lo largo de la historia no ha existido ningún otro tipo de moneda tan aceptada como este metal escaso, prácticamente indestructible y con una densidad y un color que lo hacen difícil de imitar, el oro ha sido la principal elección para la creación, valoración y referencia de monedas desde hace tres milenios. De propiedades únicas, su historia ha ido unida a la de la civilización, siendo uno de los principales factores de cambio desde que la humanidad empezó a emplearlo. Los expertos actuales aseguran que, en 20 años, habremos extraído todo el oro existente en la superficie del planeta, por ese motivo ya se han empezado a realizar prospecciones en el lecho marino, mientras que las grandes multinacionales miran hacia el espacio: los astrónomos han localizado un planeta de la Vía Láctea que está compuesto, en gran medida, por diamantes; quizás también haya alguno de oro macizo, de ese metal precioso que seguirá presente cuando nosotros ya no estemos, de ese icono dorado que marca gran parte de los proyectos de Cyro García.


1. Crisis, What Crisis? (la economía y el monstruo). El contexto.

El oro, el dinero y el poder que la propia riqueza genera se han ido utilizando históricamente para el control de las sociedades. Sin embargo no es hasta la Edad Moderna cuando ese poder comienza a cambiar de manos, a pasar de quienes lo ostentaban por herencia y vínculos familiares hacia aquellos individuos que, por muy diversos motivos, manejaban las economías nacionales e internacionales. Una estructura que se había mantenido intacta durante milenios estaba perdiendo su razón de ser: la iglesia, la economía feudal, los reinos guerreros y muchos de los privilegios aristocráticos, eran demasiado lentos para adaptarse a unos cambios que, a ritmo frenético, comenzaban a remodelar la vida de una vieja Europa en punto de inflexión. Un cambio de paradigma que iba dejando paso a tres instituciones nuevas: la ciencia y el conocimiento modernos, el estado-nación y la economía de mercado. El mundo se va ampliando a una velocidad inusual y, a la vez, se hace más abarcable e interconectado, una nueva era abierta por el mercantilismo más despiadado que va arrastrando al orbe detrás de sí, incorporando un capitalismo salvaje que, aun hoy, sigue devorando todo lo que se le ponga por delante mientras va trascendiendo sus propios límites en una lucha desmesurada de ellos contra ellos mismos. Una batalla endogámica de la que ignoramos el resultado pero que, de momento, ha conseguido radicalizar los postulados de unos combatientes que actúan como animales acorralados o como vencedores sin escrúpulos.

Ahora la economía liberal, la especulación, la bolsa, el sistema bancario, los mercados y todo el entramado que compone –y de paso corrompe- este sistema en el que vivimos parece haber sufrido un colapso, comparecemos en ese punto sin retorno tras la quiebra de lo establecido, nos hallamos ante un gran cambio que todavía no sabemos describir, la situación nefasta en la cual ha sido colocada la población mundial en este momento de la historia nos hace corroborar el desencadenante de un colapso, se habla, dice y “debe decirse”, que la actualidad está signada por una supuesta crisis económica que se extendió como una pandemia: fin de fastos, escribe Oscar Scopa. Todo ello debe concienciarnos de que es imposible sostener lo insostenible, no se puede mantener un sistema capitalista que se basa en un crecimiento exponencial infinito dentro de un mundo finito, donde los recursos naturales, las materias primas, las estructuras, las superestructuras, los seres humanos y las sociedades, tienen unos límites que, en muchos casos, hace tiempo que sobrepasamos. Precisamente esta economía grandilocuente que conlleva el engaño de la compra sin mesura, la huida hacia delante del consumo, es uno de los puntos de partida de la obra de Cyro García que se formaliza en una serie de proyectos que demuestran su particular y permanente cuestionamiento de los diferentes agentes y signos implicados en esta crisis que marca el final de un ciclo: el dinero, los símbolos de poder, los iconos mediáticos, la propaganda, la publicidad, las marcas o los retratos de personajes vinculados a los códigos de dominio, son objetos del interés de este creador poliédrico que pone el énfasis en las situaciones paradójicas en las que nos hallamos inmersos, dejando en evidencia, gracias a la contraposición de elementos dispares, las múltiples manipulaciones que nuestra sociedad viene sufriendo.
  
2. Avida Dollars (la avaricia rompe el saco). El objeto.

Fue esa quiebra de la economía mundial la que generó unas políticas de austeridad, de “ajustes”, que se convirtieron en la tabla de salvación a la que se aferraba Europa y por supuesto España, para tratar de salir de una situación compleja. Unas políticas que han ido provocando, además de otras cosas, una quiebra del estado de bienestar, pero también una mayor conciencia sobre la situación real y, sin duda, la pérdida de muchas de nuestras expectativas y privilegios. Frente a este escenario, las autoridades de nuestro país, decidieron realizar una gran inyección de dinero público a la banca privada como forma de intentar solucionar el grave problema de un sector económico trascendental: un sistema financiero en agonía por, entre otras causas, su excesiva vinculación con una inversión inmobiliaria que ya no se sostenía por ningún lado. Con la economía mundial, europea y española estancada o con crecimientos mínimos, la falta del “lubricante adecuado” dejó al descubierto una maquinaria oculta que se alimentaba a base de malas prácticas, fraudes y un excesivo nivel de apalancamiento que esperaba ser corregido por el propio mercado. Pero esa corrección no llegó del todo y la economía sigue atrapada en un oscuro laberinto del que, ni las políticas aplicadas desde una Bruselas cada vez más débil, ni las propuestas a nivel internacional, encuentran una salida posible al atolladero en el que andan sumidas.
 
“Avida Dollars” es un proyecto que, remitiendo en su título al apodo despectivo con el que André Bretón se refirió a Salvador Dalí, tiene su comienzo formal en 2013, un inicio radicado en los símbolos más conocidos de las principales monedas del mundo: el dólar ($), el euro (€), el yen (¥) o la libra esterlina (£) que el artista mueve y combina tal y como el padre del surrealismo hizo con las letras que componían el nombre del creador catalán. Por medio del uso de estos anagramas, Cyro García, genera unas palabras que remiten a conceptos sencillos que suscitan una reflexión desde la frontalidad. Términos como “¥€$”, “£€$$”, “£¥€”, “$£¥”, son algunos de los vocablos que conforman este curioso glosario. Sin embargo, estas piezas, no se quedan en la epidermis del ataque semántico directo, sino que poseen un segundo nivel de lectura que procede de los elementos físicos empleados para su formalización: billetes de una de las monedas más devaluadas del planeta, la China, que actúan como píxeles para conformar las mencionadas palabras, dinero de un país que, como gran potencia exportadora que es, le interesa tener una unidad depreciada. No deja de resultar irónico que sea precisamente una moneda así la que domine el comercio y, por extensión, gran parte de la economía mundial. Las palabras concretas se realizan utilizando los billetes de 1 jiao –10 jiao son 1 yuan- completamente nuevos y adquiridos a través de Internet a un valor superior al cambio habitual, dejando de nuevo en evidencia los curiosos mecanismos contradictorios que rigen las transacciones y el coste material de las cosas, una paradoja que, además, viene enfatizada por el titulo que adoptan las piezas: el valor al cambio en yenes, euros y dólares de los jiaos empleados en cada obra. “¥€$” también aparece formalizado en cerámica, normalmente en una disposición en panel de quince palabras, de las cuales catorce son blancas –o negras en alguna otra de sus versiones- y una dorada que se sitúa en el centro de la composición. Para esta obra, García, recurre a la cerámica con la intención clara de generar un nuevo plano de reflexión en el que la fragilidad del material empleado nos permita realizar un símil con la economía mundial y la disposición de las letras con la concentración de la riqueza en unos pocos. Aquí el oro utilizado es auténtico, con el objetivo de incidir en la futilidad de un sistema perverso que también queda patente en otras dos de sus series: “Panem et circenses” (2014), donde el artista troquela sobre los billetes de 1 jiao frases como “tonto el último”, “con la que está cayendo”, “yo no estoy en crisis” o “me sobra el dinero”; y “Play Money” (2018) donde apela de forma directa al juego de la especulación con unos cubos de rompecabezas con los que se construye o deconstruye un billete de dólar.  

El dólar como moneda y el inglés como soporte idiomático nos ubican en uno de los contextos críticos más habituales en la obra de Cyro García: Estados Unidos. Un país que, a partir de un desarrollo máximo del capitalismo y del neoliberalismo, ha ido extendiendo los tentáculos de su control por el mundo. Un ejemplo de ese control, en este caso geoestratégico, son las bases militares americanas ubicadas en otros países, una de ellas –quizás uno de los principales centros de operaciones de los Estados Unidos a nivel mundial- se encuentra en Rota, Cádiz, provincia de la que es originario el artista. La ubicación clave de esta población en el Estrecho de Gilbraltar, así como su posición intermedia entre América del Norte y los escenarios de operaciones en Oriente Medio y Asia Central, han mantenido la relevancia de su importante papel. En 1953, Estados Unidos y España, firmaron un acuerdo de defensa mutua y ayuda económica en el que pactaron construir una base aeronaval en el citado municipio. De las 8.000 hectáreas que conforman Rota, unas 2.400 pertenecen a la Base, dibujando en el paisaje de esa pequeña población la presencia constante de una valla que, a pesar de constituir una barrera física entre ambas comunidades, un agente extraño, impuesto y solapado, deja escapar por sus rendijas las poderosas tradiciones, las contagiosas costumbres y el apaciguante capital norteamericano, mientras permite el paso hacia el interior de algunos pocos elementos de la cultura española que la rodea. Cyro García no había tenido ninguna relación creativa con Rota hasta que, en verano de 2015, fue el primer artista residente en Pinea-Línea de Costa, un proyecto independiente y autogestionado allí ubicado. Es en ese contexto donde García crea “Inside Out [out]” que profundiza sobre una de las investigaciones recurrentes del artista: el cuestionamiento de los símbolos de poder. García realiza sendas intervenciones en la Playa del Rompidillo, una con arena, agua y cubos que conforman un gran emblema del dólar que termina siendo fagocitado por la subida de la marea, y otra mediante un escrito sobre la propia arena de la playa que reproduce el texto de un graffiti leído en los muros de la ciudad, “Give me pan and tell me tonto”, generando una doble y evidente lectura: por un lado la filtración de las divisas americanas en la economía local, una aparición de componente tan efímero como cualquier inscripción o construcción realizada en y con arena de la playa y, por otro lado, la idea de que algún día la Base Aeronaval y sus ocupantes se “desvanecerán” después de la caída del “imperio” que se halla tras los muros infranqueables de esa “fortaleza”.

3. Golden Bricks (la cultura del ladrillo). Los hechos.

Esa constante en la obra de García que apela al cuestionamiento de los símbolos de poder económico lo lleva a centrarse en aquel estallido de la burbuja inmobiliaria que nos hizo pegarnos de bruces con la realidad. Corría el año 2000 cuando el sector de la vivienda crecía de una forma desmedida y descontrolada, a la vez que los precios subían a un ritmo vertiginoso. En el año 2006, en España, se construía más que en Alemania, Italia, Francia y Reino Unido juntos, y las grúas se convirtieron en una parte indisoluble del nuevo paisaje nacional. Unos años después se empezó a ver que aquella situación era insostenible y la crisis financiera de carácter global contribuyó a que el ajuste de corrección en España fuera aun más violento de lo esperado por los analistas. Una de las causas más evidentes de este desastre fueron los sucesivos cambios legislativos que iban dejando en manos de administraciones públicas territoriales cada vez más pequeñas las competencias en materia de planificación y ordenación urbanística, esta cercanía y accesibilidad provocó, de facto, una “arbitrariedad” y una “ligereza” –en el mejor de los casos- que no desaprovecharon las grandes, y no tan grandes, constructoras, los grandes, y no tan grandes, especuladores. El ladrillo se convirtió en el motor de una economía que se ha demostrado que carecía de cimientos, en un símbolo de la cultura del “pelotazo” que el artista trata de dejar en evidencia con su proyecto “Golden Bricks”.

La pieza que actúa como nódulo esencial de esta serie es “The Golden Brick”, un ladrillo de oro exento, único, esculturizado, entronizado, elevado al pedestal, inserto en la vitrina, llevado a la galería, al museo, incluso convertido en objeto de joyería, que concentra en su icónica presencia toda la potencia del boom inmobiliario, de su burbuja y del estallido que parecía haberlo demolido todo. La creencia de que un modelo productivo unidireccional basado en la construcción, en la especulación y en el endeudamiento, pudiera generar la utopía del pleno empleo mientras mantenía y ampliaba el estado del bienestar, fracasó estrepitosamente. El ladrillo de oro nos habla de esa época reciente que todavía hoy nos pasa factura, una pieza fabricada en cerámica con lustre de oro auténtico que interpela al sistema capitalista, a la vez que el brillo cegador del metal precioso nos confunde, nos deslumbra. Esta pieza se completa con la sarcástica intervención en el espacio público que Cyro García acomete para el certamen de arte urbano BetArt en el municipio mallorquín de Calvià, otro de esos lugares “tocados” por los efectos de una especulación inmobiliaria salvaje. En ella decide realizar un muro de ladrillos dorados que delimitan un espacio cerrado, vacío, sin función, ni uso, ni utilidad, donde el valor no reside en el contenido, en lo que debiera ser verdaderamente importante, sino en ese continente más ficticio que real, de tochos dorados –que no de oro- que el creador plantea como una alegoría perfecta de lo que es nuestra personal e intransferible “cultura del ladrillo”, una pátina de engaño absoluto y reluciente, donde, obviamente, no es oro todo lo que reluce.

En esta línea distópica, su propuesta “Inside Out [inside]” (2015), guarda una relación directa con la crítica de esa creación de riqueza superficial e inmediata frente a la estructural y duradera que sería deseable. El artista interviene con unos pequeños ladrillos de oro, como si de un remiendo se tratara, el mobiliario urbano deteriorado de una zona turística de la ciudad de Rota, pequeños muros dorados que ocupan el espacio público rellenando los huecos y grietas provocados por el uso y la falta de mantenimiento de estos elementos; una intervención sin función donde el verdadero valor no reside en la utilidad, sino en el material con el que éste simula estar hecho. Casi todo el mundo quiere creer en un futuro mejor y la burbuja inmobiliaria, el capitalismo despiadado, se ha ido aprovechando de eso: cualquier especulación de este tipo precisa la creencia incondicional e ilusa de esa gente “normal” que, como siempre, serán los últimos y los que en peores condiciones abandonarán el barco, o aquellos que se hundirán con él. Es precisamente esa sensación de naufragio y desbordamiento la que recoge “The Party is Over” (2015) donde formalmente percibimos el mismo recurso del tabicado dorado que apela, en esta ocasión, al momento donde la euforia es reemplazada por el miedo, la sobreprotección y la expropiación. Un miedo, nada más y nada menos, que a perder nuestro futuro, nuestro bienestar, un recelo que el artista personifica en su serie “Barefaced” (2016) y que nos introduce en el siguiente epígrafe de este texto.


4. Face to Face (las caras de la bestia). Los sujetos.

La crisis estructural que presentó el capitalismo provocó que el consumo descendiera y generara una retracción en la producción, se congelaron, redujeron y desaparecieron salarios y puestos de trabajo, se comenzó a hablar de nuevos modelos económicos, pero lo cierto es que pasa el tiempo y no parece llegar ninguna solución, nadie toma decisiones trascendentes ni acertadas, todo sigue igual aunque parezca que estemos inmersos en un gran cambio. Las mismas políticas con nuevas –y algunas viejas- caras, las mismas decisiones proteccionistas hacia determinados grupos de poder donde algunos privilegiados han amasado grandes fortunas jugando dentro de las (no) reglas del libre mercado y con el consentimiento colaboracionista del contubernio y del amiguismo político y empresarial, provocan que hoy nos hallemos ante aeropuertos abandonados, grandes urbanizaciones sin terminar –delirios de grandeza y ansias de dinero- que conforman esqueletos fantasmagóricos que vislumbramos desde la carretera. En las portadas de los medios de comunicación no dejan de aflorar –y de producirse- los casos de prevaricación, de cohecho o de malversación de caudales públicos cometidos por parte de los políticos y del personal de las diferentes administraciones, la trama Gürtel, la salida a bolsa de Bankia, las tarjetas Black, el caso Nóos, la operación Púnica, el rescate con miles de millones de euros a los bancos… En ese contexto es donde surge el proyecto multidisciplinar “Barefaced” que se centra en los cadáveres sociales, medioambientales, arquitectónicos o industriales que ha ido dejando la crisis. Cyro García juega con la traducción al ingles de lo que en nuestro país conocemos como un caradura, un tipo que se aprovecha de la gente honesta, un especulador que no tiene escrúpulos ni vergüenza, que no le importan sus trabajadores ni sus clientes, que jamás da la cara, que carece de empatía, que no le afecta el sufrimiento ajeno que sus decisiones y sus ganas de ganar dinero generan. Ese caradura aparece en primer plano de todas las localizaciones fotografiadas, seleccionadas por el autor por su impacto material y emocional, por el abuso que dejaron al descubierto o como ejemplo físico de una especulación tan salvaje que parece obscena. Vemos una cementera de producción masiva de material de construcción, el tristemente famoso hotel de la Playa del Algarrobico que todavía espera a ser demolido, la industria eléctrica y petrolera que consume nuestros recursos naturales a una velocidad que no nos podemos permitir, o un paraíso fiscal como es Gibraltar… En todas ellas aparece con traje inmaculado oscuro y máscara cerámica, blanca, hierática, que imita los retratos clásicos griegos esculpidos en mármol, el propio artista caracterizado como caradura, un reflejo contradictorio que, en cierta forma, deja en evidencia que también es parte de todo aquello que aborrece, que saca a la palestra la dificultad de salirse del sistema y mucho menos de cambiarlo. 

Esta línea de investigación se completa con otra en la que utiliza directamente el retrato de personajes poderosos del mundo de la política, empleados como iconos de todo lo que representan y siguiendo su particular cuestionamiento de los diferentes agentes, elementos y signos que tienen que ver con la situación que estamos viviendo. En el proyecto “In your Face”, el artista, vuelve a descontextualizar estos símbolos confiriéndoles diferentes lecturas a partir de su nueva e impropia ubicación, en ocasiones desdramatizándolos, ridiculizándolos o dejando en evidencia sus contradicciones o su verdadera envergadura. En “In your Face (Angela)” (2015) trabaja directamente con la figura de la canciller alemana Angela Merkel, The Decider, sobrenombre que las altas cúpulas de la política europea han otorgado a la mandataria que parece tener el destino del viejo continente en sus manos. La economía germana ha sido una de las que menos ha experimentado los efectos de la crisis y ello le confirió la credibilidad y el poder suficientes para convertirse, de facto, en la líder de la Unión Europea, imponiendo sus políticas de ajustes y recortes que tan bien han funcionado en su país y no tanto en otros. El retrato de la Merkel se realiza usando más de 800 cubos de arena de cuatro tamaños diferentes en la playa mallorquina de Cala Gat, en Cala Ratjada, un lugar hiperturístico donde se concentran granes cantidades de alemanes que vienen a disfrutar del sol y de la playa. La pieza videográfica deja registro –acompañada con la música festiva del Oktoberfest- de la elaboración de la intervención pixelada y de cómo ésta va desapareciendo a medida que los turistas, la mayoría de ellos de nacionalidad alemana, van ocupando la playa y desvirtuando el retrato hasta que desaparece bajo sus tumbonas, toallas, pies y culos.

Otra pieza de esta misma serie es “In your Face (Aznar)” (2016) que se realizó en la localidad cordobesa de Montalbán mediante el uso de ladillos del siete para generar el retrato de José María Aznar, expresidente de España, con el mismo material que sirvió para construir y apuntalar el crecimiento económico más importante, falso, desmesurado y descontrolado, que ha vivido el país. Un motor de la economía nacional que, a la postre, se ha visto carente de esos cimientos que tanto proliferaron por territorio nacional y con los que los ayuntamientos y comunidades autónomas aprovecharon para hacer caja y, de paso, beneficiar a muchos políticos, amigos y empresarios especuladores que engordaron notablemente sus bolsillos a base de pelotazos y de ladrillos. Por último, este proyecto se completa con una tercera obra titulada “In your Face (Trump)” (2018), un arrogante retrato del arrogante presidente de los Estados Unidos de América, Donald Trump, construido con más de 2.000 fotografías obtenidas a través de Internet y Google Earth de una de esas vergüenzas que la maldad del ser humano alcanza a concebir y materializar: el muro físico que separa a los estadounidenses de sus vecinos mexicanos, un artificio en forma de frontera ideado por la administración Trump que pretende separar áreas geográficas limitando el tránsito de personas, principalmente con la excusa de proteger mejor los intereses socioeconómicos de su país, una obra que se convierte en el preámbulo perfecto para la propuesta de la que hablaremos a continuación.

  
5. Welcome to Rota (especies invasoras). Los imperios.

Ya sea desde salvaguardas nacionales excluyentes o desde aspiraciones imperialistas invasoras, el dominio del territorio siempre ha sido una prioridad. Tras la II Guerra Mundial, Estados Unidos aceleró su expansión mediante la apertura de bases en puntos geoestratégicos para el control de zonas de interés nacional, desembarcando en España como parte de su táctica de posicionamiento durante la Guerra Fría a cambio de una legitimación internacional que necesitaba el franquismo y que supuso el principio del fin del aislamiento que había sufrido nuestro país, debido, entre otras cosas, a su estrecha relación con el nazismo y el carácter despótico de su gobierno. Francisco Franco consolidó su dictadura en 1953 gracias a los Pactos de Madrid firmados con Estados Unidos, según los cuales se instalarían cuatro bases militares norteamericanas en Zaragoza, Torrejón de Ardoz, Morón de la Frontera y Rota. Como ya hemos comentado, ésta última se convirtió en uno de los enclaves más importantes de la actividad militar del mundo, mientras que, a la vez, sigue siendo el principal motor económico de una ciudad que tiene su otro nicho de ingresos en el turismo estacional. Desde el inicio, la influencia de la Base alcanzó también a lo cultural, siendo una puerta de acceso para la música, el cine, la literatura, la ropa, las diferentes costumbres e incluso el arte contemporáneo, todo ello emanado de unos Estados Unidos que, en esa época, los años 60 y 70, estaban a mucha distancia de España. En el verano de 2015, Cyro García, comienza un proyecto que lleva por título “Welcome to Rota” en el que se recogen una serie de piezas que nos hablan de la voluntad del ser humano y de su obstinación, de los acuerdos y desacuerdos, de vencedores y vencidos, de invasores e invadidos, de causas y efectos, de los compromisos, las expectativas, las ambiciones y sus frustraciones, de osmosis, simbiosis y parasitismos, de propiedad y posesión, de cómo aprovechar las oportunidades, sacar rendimiento a los problemas y a los conflictos, de cómo los pequeños detalles cobran trascendencia, de cómo las historias se entrecruzan y cada hecho les confiere un nuevo sentido, de cómo se genera y se destruye la riqueza, y el poder, y de cómo comparece la manipulación y las influencias, pero, sobre todo, nos habla de cómo algo insignificante, incluso negativo, puede generar la cosa más bella o la nada más absoluta. Una reflexión que conecta con la realidad de los ciudadanos de Rota que viven con sentimientos encontrados entre la aceptación, por la riqueza que genera, de la convivencia impuesta y el rechazo por lo que esta dependencia significa militar e ideológicamente.


Los procesos económicos son, en gran medida, determinantes de los conflictos bélicos, la propia guerra es un gran negocio a nivel internacional que requiere grandes inversiones, mucha mano de obra, industrias de vanguardia y financiación a largo plazo, una guerra no se improvisa, necesita una planificación que implica gestión especializada y recursos materiales tan gigantescos como firme sea la voluntad de victoria. Napoleón ya decía que la guerra es dinero, dinero y dinero, y, sin duda, sigue siendo así. “Golden Warship” es la pieza de este proyecto que nos habla del “valor” de la guerra, del gasto militar y de su industria, una obra que, junto a las siguientes que mencionaremos, nos introduce en la posterior reconstrucción, control, especulación y explotación de la zona en conflicto, de la tierra de los perdedores y de los lugares conquistados. El barco dorado que vemos es un intento que acometió el artista, siendo niño, de realizar uno de los juguetes más codiciados por todos: un portaaviones construido con las piezas de Tente que tenía a su alcance. García recupera este diseño ya de adulto y le confiere una pátina de oro que ironiza sobre las verdaderas intenciones de los conflictos bélicos puestos en contraposición con la inocencia infantil de esa embarcación imposible llena de sueños, un portaaviones que, además, apela a la base aeronaval de Rota donde se contextualiza la presente investigación y a esa riqueza vinculada a lo militar que se aprovecha de la necesidad, no sin antes ocasionar ciertos reparos y no menos fricciones. Estas bases en el extranjero son espacios singulares que ocupan territorios ajenos por cuestiones geoestratégicas, terrenos usurpados a sus habitantes por acuerdos que ellos no firmaron. Rota vive esta división física e inmaterial donde la Base, como motor económico, hace que la valla que les separa se convierta en una frontera de poder que, Cyro García, asume para su obra “Golden Fence”, una tela metálica dorada de las mismas características que la empleada para rodear el perímetro de la Base, que se muestra enrollada y preparada para ser utilizada. Un concepto muy similar, referente al territorio, es el que contiene la pieza titulada “Perimeter” en la que el artista reproduce a escala el contorno de la Base con pequeños ladrillos dorados que nos muestran la línea que divide dos estilos de vida, dos culturas diferentes que, aunque con sus respectivas influencias, con sus puntos de fricción y de contacto, nunca han llegado a una convivencia plena.


Todas estas propuestas se completan con un par de piezas de carácter documental: un recorrido virtual, gracias a Google Earth, por el espacio aeronaval de Rota que lleva por título “Tour Around the US Naval Base” una mirada a vista de pájaro, inimaginable no hace tantos años, que permite identificar aviones, barcos de guerra, hangares, polvorines, depósitos de gasolina, zonas residenciales o de ocio y todo sin moverte del sofá de tu casa; y “Out Inside” un video que recoge las entrevistas realizadas a diferentes habitantes de la ciudad a los que se les pregunta alrededor de su percepción sobre Rota, sobre la Base y sobre el fenómeno del turismo. Para ello se eligieron personas de tres generaciones diferentes: la primera son aquellos que vivieron el estallido demográfico y económico tras la implantación de la base militar norteamericana en los años 50 y 60, en segundo lugar aquella generación que vivió la influencia americana y el inicio del cambio de modelo económico con el boom del turismo en los años 80 y 90, y en tercer lugar la más joven, la que vive del y para el turismo como fuente de ingresos pero que no olvida las relaciones permanentes con la Base. Una propuesta que pone en conexión la Base Aeronaval, la implosión del turismo y la expansión inmobiliaria reciente, como los tres factores que han dinamizado la economía del municipio, cuestionando, a la vez, la validez de las diferentes formas de generar ingresos que estos sectores proponen, criticando esa creación de riqueza superficial e inmediata frente a la estructural y duradera que sería deseable.

  
6. Consumer Philosophy (el capitalismo salvaje). Las ideas.

La primera formalización que fue la semilla de este amplio proyecto de investigación sobre el consumo fueron unas antiguas piezas de Cyro García que fundamentaron los desarrollos posteriores que aquí se presentan y que ya tuvieron por título “Consumer Philosophy”. Se trata, de nuevo, de una llamativa unión de diferentes pero conexos: una representativa selección de los grandes filósofos de la historia de la humanidad que ven como sus nombres son transcritos por el artista a base de las letras capitulares de los logos de las grandes marcas comerciales que dominan el mercado. Un guiño, pleno de toda esa descarnada ironía que suelen manifestar las creaciones del artista, que se vale de los exitosos recursos de la publicidad más extenuante para hacer que concentremos nuestra atención en los pensadores más influyentes del devenir de las ideas, mientras deja en evidencia el extraño contrasentido que supone que la M de McDonald’s sea más conocida que muchas de las reflexiones de Marx. Precisamente esta economía grandilocuente, la concentración de la riqueza y el engaño de la compra sin mesura, son los puntos de partida de estas propuestas de Cyro García, unas obras que emplean los logotipos de conocidas marcas comerciales, rankings y estadísticas, iconos (a)dorados y degradados, para formalizar una serie de obras que vienen a poner el énfasis en las paradójicas situaciones en las que nos hallamos inmersos, mientras manifiestan, gracias a la contraposición de elementos dispares, las múltiples manipulaciones que sufrimos.

El capitalismo, y el mega-consumo que éste conlleva, se centra en lo conocido, en las marcas recurrentes con las que se canaliza el gasto de unos ciudadanos que dejaron de comprar lo útil para pasar a comprar la idea de lo útil que inculca esa publicidad masiva cada vez más agresiva e inteligente. La publicidad evoluciona a cada nanosegundo para adaptarse al nuevo tiempo debido a la competencia salvaje en la que vivimos inmersos, donde la supervivencia pasa por hacerse con el mayor nicho de mercado posible y desbancar –destruir- a los competidores. Unos procesos que derivan en una concentración de fortunas que provocan que el 1% de la población aglutine más riqueza que el 99% restante; esto se traduce en la generación de grandes y poderosos capitales y en la creación de gigantescas corporaciones que todo lo pueden. En cada país hay un grupo de empresas líderes que destacan sobre el resto, el artista parte del logotipo de las mismas para crear diferentes mapas que responde al nombre de “Europa SA.” (2016) y “World SA.” (2017), donde los continentes y los países aparecen convertidos en enormes corporaciones, un plano realizado con esa cerámica que deja patente la fragilidad de un sistema que, a modo de puzzle, configura la nueva realidad identitaria de unas naciones cada vez más alejadas del sustrato cultural que debería serles propio. Un nuevo reparto del mundo que se apoya en la ambición sin mesura de la economía despiadada del libre mercado y del capitalismo feroz.

La serie “Responsive Graphics” (2016) también emplea los logos de grandes empresas y marcas comerciales como unidad semántica básica para construir una inquietante metáfora mediante imágenes que, en principio, habían nacido para resultar identificables y atractivas, vinculando lo representado a valores positivos. Esta propuesta se formaliza como una serie de obras gráficas que apelan a las identidades corporativas de las 25 primeras empresas de la lista Forbes, para componer un curioso mosaico confeccionado por alguna de las partes de esos logos que nunca aparecerán enteros en la pieza, y que, a pesar de su “mutilación” mediante un encuadre selectivo, somos capaces de reconocer gracias al enorme grado de implantación que estas grandes marcas han conseguido en la visualidad colectiva. El mostrar una parte del logotipo de estas empresas y corporaciones nos hace reflexionar sobre el poder de estas empresas y sobre cómo se van adaptando a las nuevas situaciones globales para seguir ostentando los primeros puestos en la lista. Bajo esta idea destaca su obra “VW Deconstruction” (2017) en la que el artista transforma hasta lo (casi) irreconocible el famoso logo de la marca de coches Volkswagen. En este sentido, otra de las series de este proyecto titulada “Logos Revolution”, plantea un peculiar proceso de transformación en ídolo de esos 25 símbolos mediante un singular sistema que consiste en partir del detalle esquematizado de esos conocidos emblemas y revolucionarlos 360 grados a partir de su eje vertical, generando un sólido abstracto en el que es difícil reconocer la imagen original, pero que le sirve al artista como recurso visual para explicar su idea sobre la omnipotencia y omnipresencia de esos entes sobrehumanos que, en realidad, son los que controlan el mundo. La serie se presenta en cerámicas negras y obra gráfica mediante la impresión de la malla del cuerpo tridimensional que se ha obtenido gracias a este curioso método.


7. This is the End (un final que puede ser un principio). El final.
Existen multitud de novelas post-apocalípticas y distópicas que cuentan la historia de un mundo que ya no es el nuestro, arrasado por guerras nucleares, plagas, el hambre, epidemias, terremotos, tsunamis o invasiones alienígenas, también por la tecnología. Cyro García se centra en esto último para construir su “Zero-Day” (2018), un proyecto que coge su nombre del término informático que apela al ataque contra una aplicación o sistema que tiene como objetivo la ejecución de un código malicioso gracias al conocimiento de vulnerabilidades que, por lo general, son desconocidas por la gente y por el fabricante del producto o estructura que se quiere destruir. Un “ataque de día cero” se considera uno de los más peligrosos instrumentos en una guerra informática. El artista parte de este concepto para explicarnos qué ocurrirá tras un colapso que, de una manera u otra, parece que puede producirse y que supondría un derrumbe total del sistema, transportándonos a un Apocalipsis sin precedentes, donde la vida, o lo que quede de ella, nunca más será la misma. Películas como “Mad Max” nos interpelan sobre una pregunta ineludible ¿qué pasará cuando todo acabe? ¿qué sucederá cuando el mundo que conocemos estalle? En estas series del “Día O”, García, nos muestra a través de vídeos e imágenes compuestas por cientos de instantáneas sacadas de Google Earth, un mundo sin vida, restos de lo que un día fue la civilización más avanzada de la Tierra. En los videos nos vemos sumergidos en una especie de videojuego en primera persona que va paseando por diferentes entornos desolados, fantasmagóricos. Así nos encontramos frente a la sede principal de Volkswagen en Wolfburgo, frente a la City de Londres o frente al Times Square de Nueva York, lugares que aparecen vacíos de vida, sin producción, sin actividad económica, sin consumo, espacios devastados donde el único superviviente eres tú. Pero tranquilo, el mundo no se acabará mañana, hasta entonces trabajen y consuman, el sistema necesita mano de obra y fuerza de consumo para que el Reloj del Apocalipsis, ese reloj simbólico de la Universidad de Chicago que marca la destrucción total y catastrófica de la humanidad en base al grado de amenaza nuclear, ambiental y tecnológica, sigue haciendo avanzar sus manecillas.


Y es que Cyro García nos previene de un fin del mundo que puede estar cada día más cerca, un Apocalipsis que puede llegar sin grandes guerras ni bombas nucleares, sino por agotamiento y desbordamiento del sistema, estructura e infraestructura que nos alberga. La pieza “Apocalypse Now Please” (2017), realizada junto al artista Gonzalo Abril, reflexiona sobre cómo el ser humano ha sido capaz de degradar su planeta hasta límites insospechados, un “agrietamiento” que nos muestra la fragilidad de un equilibrio que la naturaleza ha sabido mantener y que nosotros, con nuestra ambición desmedida, hemos conseguido desnivelar hasta un punto de ruptura. La obra se formaliza a través de una instalación efímera que irá mutando durante el propio proceso de exposición. Realizada en barro rojo, contiene la letra original de la canción “Apocalypse Please” del grupo Muse, un texto que nos plantea un fin del mundo que está llegando y donde nadie hace nada. Mientras escuchamos el desgarrador tema de la banda inglesa, podemos apreciar la evolución, sin pausa, de una tierra que se va secando y agrietando hasta a la fractura del texto que contiene y que terminará convertido en un charco de barro seco, similar a un pantano seco que se resquebraja, this is the end of the world, dice la letra de la canción.

*Texto publicado en "The Golden Book". Una monografía sobre la obra de Cyro García. Marzo de 2019.


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