The Golden Text *
Se cree que fue el
cartógrafo mallorquín Cresques Abraham quién, en 1375, representó el norte de
África en un mapa que forma parte del llamado Atlas Catalán, una publicación que actualmente se conserva en la
Biblioteca Nacional de Francia en París. En ese mapa, Cresques, dibujó la
imagen de un hombre con un cetro, una corona y una enorme pepita de oro en la
mano derecha. Su nombre era Mansa Musa y gobernó Malí durante el siglo XIV, un
imperio que también incluía la actual Ghana y Tombuctú. Musa se considera la
persona que más riqueza ha acumulado en la historia, más que Carlos Slim o Bill
Gates, más que cualquiera. Con su llegada al poder en 1312 heredó una serie de
títulos: Rey de Reyes, León de Malí, y el más importante de
todos, Señor de las Minas, que le
otorgaba la propiedad de los yacimientos de oro más grandes de la época. Musa
fue muy conocido, entre otras cosas, por su curioso y excéntrico viaje a La
Meca en 1324, cumpliendo con la peregrinación que deben realizar todos los
musulmanes al menos una vez en la vida. Un itinerario de 3.000 kilómetros que
se alargó más de un año y que fue documentado por numerosos testigos, unas
gentes que se quedaban estupefactas ante la riqueza exhibida en la procesión.
Este recorrido no iba a ser como otro cualquiera, Mansa Musa quería mostrar su
poder a lo largo del camino y para ello preparó esta caravana de la ostentación
que transportaba más de 20 toneladas de oro y unas 70.000 personas, entre
hombres, mujeres y esclavos. A su llega a la ciudad de El Cairo, que por
aquellos entonces era uno de los centros económicos más importantes del mundo,
Musa alardeó de su riqueza gastando cantidades ingentes del preciado metal en
los mercados de la ciudad. Durante los tres meses que se prolongó su estancia
en la misma, había gastado tanto oro, puso tanto en circulación, que le hizo
perder gran parte de su valor de mercado, provocando una súper inflación en las
ciudades unidas por su peculiar itinerario de derroche: El Cairo, Medina y La
Meca.
El oro que
hay en nuestro planeta se formó hace miles de millones de años tras una serie
de procesos geológicos complejos. Todo ese oro permaneció más o menos
desapercibido hasta que el hombre comenzó su idilio con este metal de un brillo
que le ha cautivado desde su descubrimiento. Hace siglo y medio, en Estados
Unidos, los pioneros buscadores de la llamada fiebre del oro, no aplicaban ningún escrúpulo sobre la procedencia
ni los medios con los que obtenían el ansiado elemento, solo perseguían el
sueño americano: el oro era aquello que podía hacerles ricos y ricos era lo que
querían ser. La historia ha demostrado que nuestra sed de oro es insaciable,
pasando incluso por encima de nuestras éticas y de nuestra moral. Pero ¿por qué
el oro ha seducido al mundo? Quizás sea una reminiscencia de aquellos primeros
humanos que anduvieron por la sabana africana guiándose por los brillos que
producen los rayos del sol sobre el agua, unos reflejos que les servían para
localizarla y sobrevivir, o quizás, simplemente, sea una atracción que tiene
que ver con sensibilidades innatas a las que estamos predispuestos. Lo cierto
es que el oro es un símbolo de riqueza, de poder y de estatus. Quien tiene el oro, manda, dijo Trump
y por los hechos que se suceden debemos, sin que sirva de precedente, darle la
razón. A lo largo de la historia no ha existido ningún otro tipo de moneda tan
aceptada como este metal escaso, prácticamente indestructible y con una
densidad y un color que lo hacen difícil de imitar, el oro ha sido la principal
elección para la creación, valoración y referencia de monedas desde hace tres
milenios. De propiedades únicas, su historia ha ido unida a la de la
civilización, siendo uno de los principales factores de cambio desde que la
humanidad empezó a emplearlo. Los expertos actuales aseguran que, en 20 años,
habremos extraído todo el oro existente en la superficie del planeta, por ese
motivo ya se han empezado a realizar prospecciones en el lecho marino, mientras
que las grandes multinacionales miran hacia el espacio: los astrónomos han
localizado un planeta de la Vía Láctea que está compuesto, en gran medida, por
diamantes; quizás también haya alguno de oro macizo, de ese metal precioso que
seguirá presente cuando nosotros ya no estemos, de ese icono dorado que marca
gran parte de los proyectos de Cyro García.
1. Crisis,
What Crisis? (la economía y el monstruo). El contexto.
El oro, el dinero y el poder que la propia riqueza genera
se han ido utilizando históricamente para el control de las sociedades. Sin
embargo no es hasta la Edad Moderna cuando ese poder comienza a cambiar de
manos, a pasar de quienes lo ostentaban por herencia y vínculos familiares
hacia aquellos individuos que, por muy diversos motivos, manejaban las
economías nacionales e internacionales. Una estructura que se había mantenido
intacta durante milenios estaba perdiendo su razón de ser: la iglesia, la
economía feudal, los reinos guerreros y muchos de los privilegios
aristocráticos, eran demasiado lentos para adaptarse a unos cambios que, a
ritmo frenético, comenzaban a remodelar la vida de una vieja Europa en punto de
inflexión. Un cambio de paradigma que iba dejando paso a tres instituciones
nuevas: la ciencia y el conocimiento modernos, el estado-nación y la economía
de mercado. El mundo se va ampliando a una velocidad inusual y, a la vez, se
hace más abarcable e interconectado, una nueva era abierta por el mercantilismo
más despiadado que va arrastrando al orbe detrás de sí, incorporando un
capitalismo salvaje que, aun hoy, sigue devorando todo lo que se le ponga por
delante mientras va trascendiendo sus propios límites en una lucha desmesurada
de ellos contra ellos mismos. Una batalla endogámica de la que ignoramos el
resultado pero que, de momento, ha conseguido radicalizar los postulados de
unos combatientes que actúan como animales acorralados o como vencedores sin
escrúpulos.
Ahora la economía liberal, la especulación, la bolsa, el
sistema bancario, los mercados y todo el entramado que compone –y de paso
corrompe- este sistema en el que vivimos parece haber sufrido un colapso,
comparecemos en ese punto sin retorno tras la quiebra de lo establecido, nos
hallamos ante un gran cambio que todavía no sabemos describir, la situación nefasta en la cual ha sido
colocada la población mundial en este momento de la historia nos hace
corroborar el desencadenante de un colapso, se habla, dice y “debe decirse”,
que la actualidad está signada por una supuesta crisis económica que se
extendió como una pandemia: fin de fastos, escribe Oscar Scopa. Todo ello debe concienciarnos de que es
imposible sostener lo insostenible, no se puede mantener un sistema capitalista
que se basa en un crecimiento exponencial infinito dentro de un mundo finito,
donde los recursos naturales, las materias primas, las estructuras, las
superestructuras, los seres humanos y las sociedades, tienen unos límites que,
en muchos casos, hace tiempo que sobrepasamos. Precisamente esta economía
grandilocuente que conlleva el engaño de la compra sin mesura, la huida hacia
delante del consumo, es uno de los puntos de partida de la obra de Cyro García
que se formaliza en una serie de proyectos que demuestran su particular y
permanente cuestionamiento de los diferentes agentes y signos implicados en
esta crisis que marca el final de un ciclo: el dinero, los símbolos de poder,
los iconos mediáticos, la propaganda, la publicidad, las marcas o los retratos
de personajes vinculados a los códigos de dominio, son objetos del interés de
este creador poliédrico que pone el énfasis en las situaciones paradójicas en
las que nos hallamos inmersos, dejando en evidencia, gracias a la
contraposición de elementos dispares, las múltiples manipulaciones que nuestra
sociedad viene sufriendo.
2. Avida
Dollars (la avaricia rompe el saco). El objeto.
Fue esa quiebra de la economía mundial la que generó unas
políticas de austeridad, de “ajustes”, que se convirtieron en la tabla de
salvación a la que se aferraba Europa y por supuesto España, para tratar de
salir de una situación compleja. Unas políticas que han ido provocando, además
de otras cosas, una quiebra del estado de bienestar, pero también una mayor
conciencia sobre la situación real y, sin duda, la pérdida de muchas de
nuestras expectativas y privilegios. Frente a este escenario, las autoridades
de nuestro país, decidieron realizar una gran inyección de dinero público a la
banca privada como forma de intentar solucionar el grave problema de un sector
económico trascendental: un sistema financiero en agonía por, entre otras
causas, su excesiva vinculación con una inversión inmobiliaria que ya no se
sostenía por ningún lado. Con la economía mundial, europea y española estancada
o con crecimientos mínimos, la falta del “lubricante adecuado” dejó al descubierto
una maquinaria oculta que se alimentaba a base de malas prácticas, fraudes y un
excesivo nivel de apalancamiento que esperaba ser corregido por el propio
mercado. Pero esa corrección no llegó del todo y la economía sigue atrapada en
un oscuro laberinto del que, ni las políticas aplicadas desde una Bruselas cada
vez más débil, ni las propuestas a nivel internacional, encuentran una salida
posible al atolladero en el que andan sumidas.
“Avida Dollars” es un proyecto que, remitiendo en su
título al apodo despectivo con el que André Bretón se refirió a Salvador Dalí,
tiene su comienzo formal en 2013, un inicio radicado en los símbolos más
conocidos de las principales monedas del mundo: el dólar ($), el euro (€), el
yen (¥) o la libra esterlina (£) que el artista mueve y combina tal y como el
padre del surrealismo hizo con las letras que componían el nombre del creador
catalán. Por medio del uso de estos anagramas, Cyro García, genera unas
palabras que remiten a conceptos sencillos que suscitan una reflexión desde la
frontalidad. Términos como “¥€$”, “£€$$”, “£¥€”, “$£¥”, son algunos de los
vocablos que conforman este curioso glosario. Sin embargo, estas piezas, no se
quedan en la epidermis del ataque semántico directo, sino que poseen un segundo
nivel de lectura que procede de los elementos físicos empleados para su
formalización: billetes de una de las monedas más devaluadas del planeta, la
China, que actúan como píxeles para conformar las mencionadas palabras, dinero
de un país que, como gran potencia exportadora que es, le interesa tener una unidad
depreciada. No deja de resultar irónico que sea precisamente una moneda así la
que domine el comercio y, por extensión, gran parte de la economía mundial. Las
palabras concretas se realizan utilizando los billetes de 1 jiao –10 jiao son 1
yuan- completamente nuevos y adquiridos a través de Internet a un valor
superior al cambio habitual, dejando de nuevo en evidencia los curiosos
mecanismos contradictorios que rigen las transacciones y el coste material de
las cosas, una paradoja que, además, viene enfatizada por el titulo que adoptan
las piezas: el valor al cambio en yenes, euros y dólares de los jiaos empleados
en cada obra. “¥€$” también aparece formalizado en cerámica,
normalmente en una disposición en panel de quince palabras, de las cuales
catorce son blancas –o negras en alguna otra de sus versiones- y una dorada que
se sitúa en el centro de la composición. Para esta obra, García, recurre a la
cerámica con la intención clara de generar un nuevo plano de reflexión en el
que la fragilidad del material empleado nos permita realizar un símil con la
economía mundial y la disposición de las letras con la concentración de la
riqueza en unos pocos. Aquí el oro utilizado es auténtico, con el objetivo de
incidir en la futilidad de un sistema perverso que también queda patente en
otras dos de sus series: “Panem et circenses” (2014), donde el artista troquela
sobre los billetes de 1 jiao frases como “tonto el último”, “con la que está
cayendo”, “yo no estoy en crisis” o “me sobra el dinero”; y “Play Money” (2018)
donde apela de forma directa al juego de la especulación con unos cubos de
rompecabezas con los que se construye o deconstruye un billete de dólar.
El dólar como moneda y el inglés como soporte idiomático
nos ubican en uno de los contextos críticos más habituales en la obra de Cyro
García: Estados Unidos. Un país que, a partir de un desarrollo máximo del
capitalismo y del neoliberalismo, ha ido extendiendo los tentáculos de su
control por el mundo. Un ejemplo de ese control, en este caso geoestratégico,
son las bases militares americanas ubicadas en otros países, una de ellas
–quizás uno de los principales centros de operaciones de los Estados Unidos a
nivel mundial- se encuentra en Rota, Cádiz, provincia de la que es originario
el artista. La ubicación clave de esta población en el Estrecho de Gilbraltar,
así como su posición intermedia entre América del Norte y los escenarios de
operaciones en Oriente Medio y Asia Central, han mantenido la relevancia de su
importante papel. En 1953, Estados Unidos y España, firmaron un acuerdo de
defensa mutua y ayuda económica en el que pactaron construir una base aeronaval
en el citado municipio. De las 8.000 hectáreas que conforman Rota, unas 2.400
pertenecen a la Base, dibujando en el paisaje de esa pequeña población la
presencia constante de una valla que, a pesar de constituir una barrera física
entre ambas comunidades, un agente extraño, impuesto y solapado, deja escapar
por sus rendijas las poderosas tradiciones, las contagiosas costumbres y el
apaciguante capital norteamericano, mientras permite el paso hacia el interior
de algunos pocos elementos de la cultura española que la rodea. Cyro García no
había tenido ninguna relación creativa con Rota hasta que, en verano de 2015,
fue el primer artista residente en Pinea-Línea de Costa, un proyecto independiente
y autogestionado allí ubicado. Es en ese contexto donde García crea “Inside Out
[out]” que profundiza sobre una de las investigaciones recurrentes del artista:
el cuestionamiento de los símbolos de poder. García realiza sendas
intervenciones en la Playa del Rompidillo, una con arena, agua y cubos que
conforman un gran emblema del dólar que termina siendo fagocitado por la subida
de la marea, y otra mediante un escrito sobre la propia arena de la playa que
reproduce el texto de un graffiti leído en los muros de la ciudad, “Give me pan
and tell me tonto”, generando una doble y evidente lectura: por un lado la
filtración de las divisas americanas en la economía local, una aparición de
componente tan efímero como cualquier inscripción o construcción realizada en y
con arena de la playa y, por otro lado, la idea de que algún día la Base
Aeronaval y sus ocupantes se “desvanecerán” después de la caída del “imperio”
que se halla tras los muros infranqueables de esa “fortaleza”.
3. Golden
Bricks (la cultura del ladrillo). Los hechos.
Esa constante en la obra de
García que apela al cuestionamiento de los símbolos de poder económico lo lleva
a centrarse en aquel estallido de la burbuja inmobiliaria que nos hizo pegarnos
de bruces con la realidad. Corría el año 2000 cuando el sector de la vivienda
crecía de una forma desmedida y descontrolada, a la vez que los precios subían
a un ritmo vertiginoso. En el año 2006, en España, se construía más que en
Alemania, Italia, Francia y Reino Unido juntos, y las grúas se convirtieron en
una parte indisoluble del nuevo paisaje nacional. Unos años después se empezó a ver que aquella situación era insostenible y la crisis financiera de carácter global contribuyó a que el ajuste de corrección en España fuera aun más violento de lo esperado por los analistas. Una de las causas más
evidentes de este desastre fueron los sucesivos cambios legislativos que iban
dejando en manos de administraciones públicas territoriales cada vez más
pequeñas las competencias en materia de planificación y ordenación urbanística,
esta cercanía y accesibilidad provocó, de facto, una “arbitrariedad” y una
“ligereza” –en el mejor de los casos- que no desaprovecharon las grandes, y no
tan grandes, constructoras, los grandes, y no tan grandes, especuladores. El
ladrillo se convirtió en el motor de una economía que se ha demostrado que
carecía de cimientos, en un símbolo de la cultura del “pelotazo” que el artista
trata de dejar en evidencia con su proyecto “Golden Bricks”.
La pieza que actúa como
nódulo esencial de esta serie es “The Golden Brick”, un ladrillo de oro exento, único, esculturizado, entronizado, elevado al
pedestal, inserto en la vitrina, llevado a la galería, al museo, incluso
convertido en objeto de joyería, que concentra en su icónica presencia toda la
potencia del boom inmobiliario, de su
burbuja y del estallido que parecía haberlo demolido todo. La creencia de que
un modelo productivo unidireccional basado en la construcción, en la
especulación y en el endeudamiento, pudiera generar la utopía del pleno empleo
mientras mantenía y ampliaba el estado del bienestar, fracasó estrepitosamente. El
ladrillo de oro nos habla de esa época reciente que todavía hoy nos pasa
factura, una pieza fabricada en cerámica con lustre de oro auténtico que
interpela al sistema capitalista, a la vez que el brillo cegador del metal
precioso nos confunde, nos deslumbra. Esta pieza se completa con la sarcástica
intervención en el espacio público que Cyro García acomete para el certamen de
arte urbano BetArt en el municipio mallorquín de Calvià, otro de esos lugares
“tocados” por los efectos de una especulación inmobiliaria salvaje. En ella
decide realizar un muro de ladrillos dorados que delimitan un espacio cerrado,
vacío, sin función, ni uso, ni utilidad, donde el valor no reside en el
contenido, en lo que debiera ser verdaderamente importante, sino en ese
continente más ficticio que real, de tochos dorados –que no de oro- que el
creador plantea como una alegoría perfecta de lo que es nuestra personal e
intransferible “cultura del ladrillo”, una pátina de engaño absoluto y
reluciente, donde, obviamente, no es oro todo lo que reluce.
En esta línea distópica, su
propuesta “Inside Out [inside]” (2015), guarda una relación directa con la
crítica de esa creación de riqueza superficial e inmediata frente a la
estructural y duradera que sería deseable. El artista interviene con unos
pequeños ladrillos de oro, como si de un remiendo se tratara, el mobiliario
urbano deteriorado de una zona turística de la ciudad de Rota, pequeños muros
dorados que ocupan el espacio público rellenando los huecos y grietas
provocados por el uso y la falta de mantenimiento de estos elementos; una
intervención sin función donde el verdadero valor no reside en la utilidad,
sino en el material con el que éste simula estar hecho. Casi todo el mundo quiere creer en un futuro
mejor y la burbuja inmobiliaria, el capitalismo despiadado, se ha ido
aprovechando de eso: cualquier especulación de este tipo precisa la creencia
incondicional e ilusa de esa gente “normal” que, como siempre, serán los
últimos y los que en peores condiciones abandonarán el barco, o aquellos que se
hundirán con él. Es precisamente esa sensación de naufragio y desbordamiento la
que recoge “The Party is Over” (2015) donde formalmente percibimos el mismo
recurso del tabicado dorado que apela, en esta ocasión, al momento donde la
euforia es reemplazada por el miedo, la sobreprotección y la expropiación. Un
miedo, nada más y nada menos, que a perder nuestro futuro, nuestro bienestar,
un recelo que el artista personifica en su serie “Barefaced” (2016) y que nos
introduce en el siguiente epígrafe de este texto.
4. Face
to Face (las caras de la bestia). Los sujetos.
La crisis estructural que presentó el capitalismo provocó
que el consumo descendiera y generara una retracción en la producción, se
congelaron, redujeron y desaparecieron salarios y puestos de trabajo, se
comenzó a hablar de nuevos modelos económicos, pero lo cierto es que pasa el
tiempo y no parece llegar ninguna solución, nadie toma decisiones trascendentes
ni acertadas, todo sigue igual aunque parezca que estemos inmersos en un gran
cambio. Las mismas políticas con nuevas –y algunas viejas- caras, las mismas
decisiones proteccionistas hacia determinados grupos de poder donde algunos
privilegiados han amasado grandes fortunas jugando dentro de las (no) reglas
del libre mercado y con el consentimiento colaboracionista del contubernio y
del amiguismo político y empresarial, provocan que hoy nos hallemos ante
aeropuertos abandonados, grandes urbanizaciones sin terminar –delirios de
grandeza y ansias de dinero- que conforman esqueletos fantasmagóricos que
vislumbramos desde la carretera. En las portadas de los medios de comunicación
no dejan de aflorar –y de producirse- los casos de prevaricación, de cohecho o
de malversación de caudales públicos cometidos por parte de los políticos y del
personal de las diferentes administraciones, la trama Gürtel, la salida a bolsa de Bankia, las tarjetas Black, el caso Nóos, la operación Púnica, el rescate con miles de millones de
euros a los bancos… En ese contexto es donde surge el proyecto multidisciplinar
“Barefaced” que se centra en los cadáveres sociales, medioambientales,
arquitectónicos o industriales que ha ido dejando la crisis. Cyro García juega
con la traducción al ingles de lo que en nuestro país conocemos como un
caradura, un tipo que se aprovecha de la gente honesta, un especulador que no
tiene escrúpulos ni vergüenza, que no le importan sus trabajadores ni sus
clientes, que jamás da la cara, que carece de empatía, que no le afecta el
sufrimiento ajeno que sus decisiones y sus ganas de ganar dinero generan. Ese
caradura aparece en primer plano de todas las localizaciones fotografiadas,
seleccionadas por el autor por su impacto material y emocional, por el abuso
que dejaron al descubierto o como ejemplo físico de una especulación tan
salvaje que parece obscena. Vemos una cementera de producción masiva de
material de construcción, el tristemente famoso hotel de la Playa del
Algarrobico que todavía espera a ser demolido, la industria eléctrica y
petrolera que consume nuestros recursos naturales a una velocidad que no nos
podemos permitir, o un paraíso fiscal como es Gibraltar… En todas ellas aparece
con traje inmaculado oscuro y máscara cerámica, blanca, hierática, que imita
los retratos clásicos griegos esculpidos en mármol, el propio artista
caracterizado como caradura, un reflejo contradictorio que, en cierta forma,
deja en evidencia que también es parte de todo aquello que aborrece, que saca a
la palestra la dificultad de salirse del sistema y mucho menos de
cambiarlo.
Esta línea de investigación se completa con otra en la
que utiliza directamente el retrato de personajes poderosos del mundo de la
política, empleados como iconos de todo lo que representan y siguiendo su
particular cuestionamiento de los diferentes agentes, elementos y signos que
tienen que ver con la situación que estamos viviendo. En el proyecto “In your
Face”, el artista, vuelve a descontextualizar estos símbolos confiriéndoles
diferentes lecturas a partir de su nueva e impropia ubicación, en ocasiones
desdramatizándolos, ridiculizándolos o dejando en evidencia sus contradicciones
o su verdadera envergadura. En “In your Face (Angela)” (2015) trabaja
directamente con la figura de la canciller alemana Angela Merkel, The Decider, sobrenombre que las altas
cúpulas de la política europea han otorgado a la mandataria que parece tener el
destino del viejo continente en sus manos. La economía germana ha sido una de
las que menos ha experimentado los efectos de la crisis y ello le confirió la
credibilidad y el poder suficientes para convertirse, de facto, en la líder de
la Unión Europea, imponiendo sus políticas de ajustes y recortes que tan bien
han funcionado en su país y no tanto en otros. El retrato de la Merkel se
realiza usando más de 800 cubos de arena de cuatro tamaños diferentes en la
playa mallorquina de Cala Gat, en Cala Ratjada, un lugar hiperturístico donde
se concentran granes cantidades de alemanes que vienen a disfrutar del sol y de
la playa. La pieza videográfica deja registro –acompañada con la música festiva
del Oktoberfest- de la elaboración de
la intervención pixelada y de cómo ésta va desapareciendo a medida que los
turistas, la mayoría de ellos de nacionalidad alemana, van ocupando la playa y
desvirtuando el retrato hasta que desaparece bajo sus tumbonas, toallas, pies y
culos.
Otra pieza
de esta misma serie es “In your Face (Aznar)” (2016) que se realizó en la
localidad cordobesa de Montalbán mediante el uso de ladillos del siete para
generar el retrato de José María Aznar, expresidente de España, con el mismo
material que sirvió para construir y apuntalar el crecimiento económico más
importante, falso, desmesurado y descontrolado, que ha vivido el país. Un motor
de la economía nacional que, a la postre, se ha visto carente de esos cimientos
que tanto proliferaron por territorio nacional y con los que los ayuntamientos
y comunidades autónomas aprovecharon para hacer caja y, de paso, beneficiar a
muchos políticos, amigos y empresarios especuladores que engordaron
notablemente sus bolsillos a base de pelotazos y de ladrillos. Por último, este
proyecto se completa con una tercera obra titulada “In your Face (Trump)”
(2018), un arrogante retrato del arrogante presidente de los Estados Unidos de
América, Donald Trump, construido con más de 2.000 fotografías obtenidas a
través de Internet y Google Earth de una de esas vergüenzas que la maldad del
ser humano alcanza a concebir y materializar: el muro físico que separa a los
estadounidenses de sus vecinos mexicanos, un artificio en forma de frontera
ideado por la administración Trump que pretende separar áreas geográficas
limitando el tránsito de personas, principalmente con la excusa de proteger
mejor los intereses socioeconómicos de su país, una obra que se convierte en el
preámbulo perfecto para la propuesta de la que hablaremos a continuación.
5. Welcome
to Rota (especies invasoras). Los imperios.
Ya sea desde salvaguardas
nacionales excluyentes o desde aspiraciones imperialistas invasoras, el dominio
del territorio siempre ha sido una prioridad. Tras la II Guerra Mundial,
Estados Unidos aceleró su expansión mediante la apertura de bases en puntos
geoestratégicos para el control de zonas de interés nacional, desembarcando en
España como parte de su táctica de posicionamiento durante la Guerra Fría a
cambio de una legitimación internacional que necesitaba el franquismo y que
supuso el principio del fin del aislamiento que había sufrido nuestro país,
debido, entre otras cosas, a su estrecha relación con el nazismo y el carácter
despótico de su gobierno. Francisco Franco consolidó su dictadura en 1953
gracias a los Pactos de Madrid firmados con Estados Unidos, según los cuales se
instalarían cuatro bases militares norteamericanas en Zaragoza, Torrejón de
Ardoz, Morón de la Frontera y Rota. Como ya hemos comentado, ésta última se
convirtió en uno de los enclaves más importantes de la actividad militar del
mundo, mientras que, a la vez, sigue siendo el principal motor económico de una
ciudad que tiene su otro nicho de ingresos en el turismo estacional. Desde el
inicio, la influencia de la Base alcanzó también a lo cultural, siendo una
puerta de acceso para la música, el cine, la literatura, la ropa, las
diferentes costumbres e incluso el arte contemporáneo, todo ello emanado de
unos Estados Unidos que, en esa época, los años 60 y 70, estaban a mucha
distancia de España. En el verano de 2015, Cyro García, comienza un proyecto
que lleva por título “Welcome to Rota” en el que se recogen una serie de piezas
que nos hablan de la voluntad del ser humano y de su obstinación, de los
acuerdos y desacuerdos, de vencedores y vencidos, de invasores e invadidos, de
causas y efectos, de los compromisos, las expectativas, las ambiciones y sus
frustraciones, de osmosis, simbiosis y parasitismos, de propiedad y posesión, de
cómo aprovechar las oportunidades, sacar rendimiento a los problemas y a los
conflictos, de cómo los pequeños detalles cobran trascendencia, de cómo las
historias se entrecruzan y cada hecho les confiere un nuevo sentido, de cómo se
genera y se destruye la riqueza, y el poder, y de cómo comparece la
manipulación y las influencias, pero, sobre todo, nos habla de cómo algo
insignificante, incluso negativo, puede generar la cosa más bella o la nada más
absoluta. Una reflexión que conecta con la realidad de los ciudadanos de Rota
que viven con sentimientos encontrados entre la aceptación, por la riqueza que
genera, de la convivencia impuesta y el rechazo por lo que esta dependencia
significa militar e ideológicamente.
Los procesos económicos
son, en gran medida, determinantes de los conflictos bélicos, la propia guerra
es un gran negocio a nivel internacional que requiere grandes inversiones,
mucha mano de obra, industrias de vanguardia y financiación a largo plazo, una
guerra no se improvisa, necesita una planificación que implica gestión
especializada y recursos materiales tan gigantescos como firme sea la voluntad
de victoria. Napoleón ya decía que la guerra es dinero, dinero y dinero, y, sin duda, sigue siendo así. “Golden
Warship” es la pieza de este proyecto que nos habla del “valor” de la guerra,
del gasto militar y de su industria, una obra que, junto a las siguientes que
mencionaremos, nos introduce en la posterior reconstrucción, control,
especulación y explotación de la zona en conflicto, de la tierra de los
perdedores y de los lugares conquistados. El barco dorado que vemos es un
intento que acometió el artista, siendo niño, de realizar uno de los juguetes
más codiciados por todos: un portaaviones construido con las piezas de Tente
que tenía a su alcance. García recupera este diseño ya de adulto y le confiere
una pátina de oro que ironiza sobre las verdaderas intenciones de los
conflictos bélicos puestos en contraposición con la inocencia infantil de esa
embarcación imposible llena de sueños, un portaaviones que, además, apela a la
base aeronaval de Rota donde se contextualiza la presente investigación y a esa
riqueza vinculada a lo militar que se aprovecha de la necesidad, no sin antes
ocasionar ciertos reparos y no menos fricciones. Estas bases en el extranjero
son espacios singulares que ocupan territorios ajenos por cuestiones
geoestratégicas, terrenos usurpados a sus habitantes por acuerdos que ellos no
firmaron. Rota vive esta división física e inmaterial donde la Base, como motor
económico, hace que la valla que les separa se convierta en una frontera de
poder que, Cyro García, asume para su obra “Golden Fence”, una tela metálica
dorada de las mismas características que la empleada para rodear el perímetro
de la Base, que se muestra enrollada y preparada para ser utilizada. Un
concepto muy similar, referente al territorio, es el que contiene la pieza
titulada “Perimeter” en la que el artista reproduce a escala el contorno de la
Base con pequeños ladrillos dorados que nos muestran la línea que divide dos
estilos de vida, dos culturas diferentes que, aunque con sus respectivas
influencias, con sus puntos de fricción y de contacto, nunca han llegado a una
convivencia plena.
Todas estas propuestas se completan
con un par de piezas de carácter documental: un recorrido virtual, gracias a
Google Earth, por el espacio aeronaval de Rota que lleva por título “Tour
Around the US Naval Base” una mirada a vista de pájaro, inimaginable no hace
tantos años, que permite identificar aviones, barcos de guerra, hangares,
polvorines, depósitos de gasolina, zonas residenciales o de ocio y todo sin
moverte del sofá de tu casa; y “Out Inside” un video que recoge las entrevistas
realizadas a diferentes habitantes de la ciudad a los que se les pregunta
alrededor de su percepción sobre Rota, sobre la Base y sobre el fenómeno del
turismo. Para ello se eligieron personas de tres generaciones diferentes: la
primera son aquellos que vivieron el estallido demográfico y económico tras la
implantación de la base militar norteamericana en los años 50 y 60, en segundo
lugar aquella generación que vivió la influencia americana y el inicio del
cambio de modelo económico con el boom
del turismo en los años 80 y 90, y en tercer lugar la más joven, la que vive
del y para el turismo como fuente de ingresos pero que no olvida las relaciones
permanentes con la Base. Una propuesta que pone en conexión la Base Aeronaval,
la implosión del turismo y la expansión inmobiliaria reciente, como los tres
factores que han dinamizado la economía del municipio, cuestionando, a la vez,
la validez de las diferentes formas de generar ingresos que estos sectores
proponen, criticando esa creación de riqueza superficial e inmediata frente a
la estructural y duradera que sería deseable.
6. Consumer
Philosophy (el capitalismo salvaje). Las ideas.
La primera formalización que fue la semilla de este
amplio proyecto de investigación sobre el consumo fueron unas antiguas piezas
de Cyro García que fundamentaron los desarrollos posteriores que aquí se
presentan y que ya tuvieron por título “Consumer Philosophy”. Se trata, de
nuevo, de una llamativa unión de diferentes pero conexos: una representativa
selección de los grandes filósofos de la historia de la humanidad que ven como
sus nombres son transcritos por el artista a base de las letras capitulares de
los logos de las grandes marcas comerciales que dominan el mercado. Un guiño,
pleno de toda esa descarnada ironía que suelen manifestar las creaciones del
artista, que se vale de los exitosos recursos de la publicidad más extenuante
para hacer que concentremos nuestra atención en los pensadores más influyentes
del devenir de las ideas, mientras deja en evidencia el extraño contrasentido
que supone que la M de McDonald’s sea más conocida que muchas de las
reflexiones de Marx. Precisamente esta economía grandilocuente, la
concentración de la riqueza y el engaño de la compra sin mesura, son los puntos
de partida de estas propuestas de Cyro García, unas obras que emplean los
logotipos de conocidas marcas comerciales, rankings y estadísticas, iconos
(a)dorados y degradados, para formalizar una serie de obras que vienen a poner
el énfasis en las paradójicas situaciones en las que nos hallamos inmersos,
mientras manifiestan, gracias a la contraposición de elementos dispares, las
múltiples manipulaciones que sufrimos.
El capitalismo, y el mega-consumo que éste conlleva, se
centra en lo conocido, en las marcas recurrentes con las que se canaliza el gasto
de unos ciudadanos que dejaron de comprar lo útil para pasar a comprar la idea
de lo útil que inculca esa publicidad masiva cada vez más agresiva e
inteligente. La publicidad evoluciona a cada nanosegundo para adaptarse al
nuevo tiempo debido a la competencia salvaje en la que vivimos inmersos, donde
la supervivencia pasa por hacerse con el mayor nicho de mercado posible y
desbancar –destruir- a los competidores. Unos procesos que derivan en una
concentración de fortunas que provocan que el 1% de la población aglutine más
riqueza que el 99% restante; esto se traduce en la generación de grandes y
poderosos capitales y en la creación de gigantescas corporaciones que todo lo
pueden. En cada país hay un grupo de empresas líderes que destacan sobre el
resto, el artista parte del logotipo de las mismas para crear diferentes mapas
que responde al nombre de “Europa SA.” (2016) y “World SA.” (2017), donde los
continentes y los países aparecen convertidos en enormes corporaciones, un
plano realizado con esa cerámica que deja patente la fragilidad de un sistema
que, a modo de puzzle, configura la nueva realidad identitaria de unas naciones
cada vez más alejadas del sustrato cultural que debería serles propio. Un nuevo
reparto del mundo que se apoya en la ambición sin mesura de la economía
despiadada del libre mercado y del capitalismo feroz.
La serie
“Responsive Graphics” (2016) también emplea los logos de grandes empresas y
marcas comerciales como unidad semántica básica para construir una inquietante
metáfora mediante imágenes que, en principio, habían nacido para resultar
identificables y atractivas, vinculando lo representado a valores positivos.
Esta propuesta se formaliza como una serie de obras gráficas que apelan a las
identidades corporativas de las 25 primeras empresas de la lista Forbes, para
componer un curioso mosaico confeccionado por alguna de las partes de esos
logos que nunca aparecerán enteros en la pieza, y que, a pesar de su
“mutilación” mediante un encuadre selectivo, somos capaces de reconocer gracias
al enorme grado de implantación que estas grandes marcas han conseguido en la
visualidad colectiva. El mostrar una parte del logotipo de estas empresas y
corporaciones nos hace reflexionar sobre el poder de estas empresas y sobre
cómo se van adaptando a las nuevas situaciones globales para seguir ostentando
los primeros puestos en la lista. Bajo esta idea destaca su obra “VW
Deconstruction” (2017) en la que el artista transforma hasta lo (casi)
irreconocible el famoso logo de la marca de coches Volkswagen. En este sentido,
otra de las series de este proyecto titulada “Logos Revolution”, plantea un
peculiar proceso de transformación en ídolo de esos 25 símbolos mediante un
singular sistema que consiste en partir del detalle esquematizado de esos
conocidos emblemas y revolucionarlos 360 grados a partir de su eje vertical,
generando un sólido abstracto en el que es difícil reconocer la imagen
original, pero que le sirve al artista como recurso visual para explicar su
idea sobre la omnipotencia y omnipresencia de esos entes sobrehumanos que, en
realidad, son los que controlan el mundo. La serie se presenta en cerámicas
negras y obra gráfica mediante la impresión de la malla del cuerpo
tridimensional que se ha obtenido gracias a este curioso método.
7. This
is the End (un final que puede ser un principio). El final.
Y
es que Cyro García nos previene de un fin del mundo que puede estar cada día
más cerca, un Apocalipsis que puede llegar sin grandes guerras ni bombas
nucleares, sino por agotamiento y desbordamiento del sistema, estructura e
infraestructura que nos alberga. La pieza “Apocalypse Now Please” (2017),
realizada junto al artista Gonzalo Abril, reflexiona sobre cómo el ser humano
ha sido capaz de degradar su planeta hasta límites insospechados, un
“agrietamiento” que nos muestra la fragilidad de un equilibrio que la
naturaleza ha sabido mantener y que nosotros, con nuestra ambición desmedida,
hemos conseguido desnivelar hasta un punto de ruptura. La obra se formaliza a
través de una instalación efímera que irá mutando durante el propio proceso de
exposición. Realizada en barro rojo, contiene la letra original de la canción
“Apocalypse Please” del grupo Muse, un texto que nos plantea un fin del mundo
que está llegando y donde nadie hace nada. Mientras escuchamos el desgarrador tema
de la banda inglesa, podemos apreciar la evolución, sin pausa, de una tierra
que se va secando y agrietando hasta a la fractura del texto que contiene y que
terminará convertido en un charco de barro seco, similar a un pantano seco que
se resquebraja, this is the end of the
world, dice la letra de la canción.
*Texto publicado en "The Golden Book". Una monografía sobre la obra de Cyro García. Marzo de 2019.
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