Texto para el catálogo de la exposición "Inside Out [Welcome to Rota]"
de Cyro García en la Sala Rivadavia de Cádiz
noviembre de 2016
I
La Historia está llena de infinitas historias, de grandes
narraciones oficiales y de pequeñas partículas de experiencia, de hechos que
trascienden y de asuntos que quedan escondidos en los pliegues de los discursos
mayoritarios. A medida que nos acercamos a esas historias mínimas vamos
percibiendo sus matices, vamos entendiendo la importancia que pueden alcanzar
esas emociones minúsculas que están llenas de tonalidades, de prosa y de
poesía, unas narraciones laterales que son capaces de conmovernos tanto o más
que las grandes genealogías y que, de manera casi imperceptible, poseen
vínculos sutiles que las van relacionando entre ellas.
II
Fue a finales del siglo XIX cuando empezó una singular
competencia por descubrir una técnica inducida que produjera perlas a gran
escala. Uno de esos buscadores apasionados era el japonés Kokichi Mikimoto,
hijo de los propietarios de una tienda de tallarines en su ciudad natal, Toba,
en la prefectura de Mie. Mikimoto estaba convencido de que sería él quien
idearía un método para cultivar perlas esféricas a voluntad y lo cierto es que
durante su investigación realizó algunos descubrimientos interesantes aunque
ninguno de ellos tuvo viabilidad comercial. Por supuesto, Mikimoto, no era el
único que estaba obsesionado con esa búsqueda.
III
Un biólogo al servicio del gobierno japonés y un carpintero,
Tokishi Nishikawa y Tatsuhei Mise, habían pasado cierto tiempo en Australia
aprendiendo algunas de las certezas que se tenían sobre la producción inducida
de perlas. El proceso de cultivo requiere la inserción en la ostra de un
elemento extraño que provoque que el molusco genere una reacción de defensa
ante la irritación que sufre, segregando una sustancia pálida compuesta por
cristales de carbonato de calcio que envuelven al agente invasor mientras se va
formando la perla. Tanto Nishikawa como Mise llegaron por separado a
conclusiones parecidas y, en un peculiar acuerdo que no suele darse en el mundo
de los negocios, decidieron inscribir de manera conjunta la patente del método
que lleva los nombres de ambos y que, todavía hoy, es la base fundamental del
proceso.
IV
Mikimoto no se rendía, había decidido ser el productor de
perlas más conocido del planeta y, en 1916, adquirió los derechos del método,
una inversión con la que consiguió superar a todos sus competidores y situarse
en una posición de preferencia que se reforzó cuando Nishikawa entró, como yerno, en la familia del empresario. Entonces la expansión del negocio se hizo
extraordinaria y se abrieron tiendas por todo el mundo: Londres, París, Nueva
York, Shanghai, Bombay. En aquella época, Mikimoto, ya había descubierto que lo
que mayor irritación producía en las ostras eran los trozos de concha de los
mejillones que se encuentran en los ríos estadounidenses de Tennesse y
Mississippi. Cuanto más irritante sea el agente invasor, mayor y mejor
producción de defensas genera por parte del organismo invadido.
V
Durante la II Guerra Mundial, los B-29 americanos arrasaron
la magnífica sala de exposiciones de Mikimoto en Tokio y destruyeron su fábrica
en la bahía de Ago. Sin embargo, el empresario, había conservado una enorme
colección de perlas repartida en infinidad de cajas distribuidas por su casa,
un acopio que no dudó en vender a los soldados americanos que invadieron su
país. En 1946, tras el primer año de ocupación estadounidense, Mikimoto
declaraba los mayores ingresos de Japón, embolsándose tres millones de yenes
vendiendo perlas a esos conquistadores a los que, previamente y a un precio
ridículo, había comprado los mejillones con los que generaba su codiciado
producto.
En 1953, justo un año antes de la muerte de Mikimoto,
Estados Unidos y España firmaron un acuerdo de defensa mutua y ayuda económica
en el que pactaron construir una Base Aeronaval en el municipio de Rota, Cádiz,
para que fuera uno de los centros de operaciones y apoyo logístico de los
americanos en Europa. De las 8.000 hectáreas que conforman este municipio, unas
2.400 pertenecen a la Base, dibujando en el paisaje de esa pequeña población la
presencia constante de una valla que, a pesar de constituir una barrera física
entre ambas comunidades, un agente extraño, impuesto y solapado, deja escapar
por sus rendijas las poderosas tradiciones, las contagiosas costumbres y el
apaciguante capital norteamericano, mientras permite el paso hacia el interior
de algunos pocos elementos de la cultura española que le rodea.
VII
Cyro García (Ubrique, 1978) no había tenido ninguna relación
creativa con Rota hasta que, en verano de 2015, fue el primer artista residente
en Pinea-Linea de Costa, un proyecto independiente y autogestionado que
pretende promover el desarrollo social y cultural de la ciudadanía, ofreciendo
oportunidades activas de encuentro entre la gente y las diferentes
manifestaciones artísticas actuales, promoviendo el intercambio, la convivencia
y la interculturalidad, mientras se apoyan proyectos artísticos de
experimentación e investigación que propicien el debate, la reflexión y la
conexión entre el público y los diversos agentes de la creación contemporánea.
En este contexto es donde García realiza “Inside Out
[Welcome to Rota]” (2015), una propuesta que pone en relación la Base
Aeronaval, el boom turístico de los años 80 y la expansión inmobiliaria
reciente, como los tres factores que han dinamizado la economía del municipio,
cuestionando, a la vez, la validez de las diferentes formas de generar ingresos
que estos sectores proponen. El proyecto de Cyro García se articula alrededor
de tres líneas de actuación: la primera, “Inside Out [inside]”, guarda una
relación directa con la crítica de esa creación de riqueza superficial e
inmediata frente a la estructural y duradera que sería deseable. El artista interviene
con unos pequeños ladrillos de oro, como si de un remiendo se tratara, el
mobiliario urbano deteriorado de una zona turística de la ciudad de Rota, pequeños muros dorados que ocupan un
espacio, un hueco sin uso ni función, donde el verdadero valor no reside en la
utilidad o en el contenido, sino en el mero continente y en el material con el
que éste simula estar hecho.
La segunda vía, “Inside Out [out]”, profundiza sobre una de
las investigaciones recurrentes del artista: el cuestionamiento de los símbolos
de poder. García realiza sendas intervenciones en la playa, una con arena, agua
y cubos que conforman un gran emblema del dólar que termina siendo fagocitado
por la subida de la marea, y otra mediante un escrito sobre la propia arena de
la playa que reproduce el texto de un graffiti leído en los muros de la ciudad:
“Give me pan and tell me tonto”, dos propuestas que se completan con un
recorrido virtual gracias a Google Earth por la Base Aeronaval y por tres piezas doradas: un rollo de la
misma tela metálica que conforma la valla que separa la ciudad de Rota de la
Base, la reproducción del perímetro de la propia Base con pequeños ladrillos y
un portaaviones de juguete. Por último, “Out Inside”, es la pieza documental
que se encarga de unificar ambas líneas de análisis, recogiendo las entrevistas
realizadas a diferentes habitantes de la ciudad, pertenecientes a distintas
generaciones y a los que se les pregunta sobre su percepción sobre Rota, sobre
la Base y sobre el fenómeno del turismo.
“Inside Out [Welcome to Rota]” ahora coge forma de propuesta
expositiva para la Sala Rivadavia de Cádiz. Un proyecto que, como esta sucesión
de historias encadenadas que comenzaron en Japón a finales del siglo XIX, nos
habla de la voluntad del ser humano y de su obstinación, de los acuerdos y
desacuerdos, de vencedores y vencidos, de invasores e invadidos, de causas y
efectos, de los compromisos, las expectativas, las ambiciones y sus
frustraciones, de osmosis, simbiosis y parasitismos, de propiedad y posesión, de
cómo aprovechar las oportunidades, sacar rendimiento a los problemas y a los conflictos, de cómo los pequeños detalles cobran trascendencia,
de cómo las historias se entrecruzan y cada hecho les confiere un nuevo
sentido, de cómo se genera y se destruye la riqueza, y el poder, y de cómo
comparece la manipulación y las influencias, pero, sobretodo, nos habla de cómo
algo insignificante, incluso negativo, puede generar la cosa más bella o la nada más absoluta.
Ésta es, sin duda, la auténtica metáfora de la perla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario