La otredad
(un texto para los libros alien y terrestre realizado por los participantes del taller "The Dummy Book" dirigido por Cristina de Middel)
No
hace mucho tiempo, menos de lo que parece, todavía nos encontrábamos sumidos en
la incertidumbre más absoluta, mirábamos hacia arriba, al espacio, pero apenas
sabíamos lo que veíamos, ni dónde estábamos, ni lo que significábamos. Ahora
seguimos sin saberlo, no somos del todo conscientes de lo que vemos, ni dónde
nos hallamos, ni lo que nos vamos a encontrar lejos de nuestro planeta,
seguimos sumidos, aunque sea de otra manera, en la duda y el sobrecogimiento.
Es
cierto que nuestra omnipotencia tecnológica, nuestras sondas interestelares
equipadas con el material más sofisticado, nos han ido haciendo una composición
cada vez más amplia de lo que hay allí fuera, una descripción de maneras y de
lugares que hemos analizado desde la distancia, desde una separación suficiente
que nos permite coger perspectiva, mantener las cautelas, pero también albergar
prepotencias poco inteligentes e incorporar interferencias que siempre resultan
confusas.
Lo otro, el otro, suele
llevar implícito todo el miedo que provoca el no saber, tememos a los seres y a
las cosas, más por desconocimiento que por cualquier otra causa. Lo ajeno, lo
extraño, lo diferente, lo desconocido, lo alienígena, nos perturba desde el
inicio porque hemos puesto la normalidad en nuestro propio patrón, en lo que
somos nosotros, en nuestro rasero, en lo indígena, sin tener en cuenta la
diversidad ni el contexto, somos etnocéntricos y pretenciosos, soberbios y
prejuiciosos.
Existe
el otro, el que está justo aquí pero que no es como nosotros, y el superotro,
el que está tan lejos que apenas podemos percibirlo, aquél del que
multiplicamos su diferencia por la distancia que nos separa, aquél que no
conocemos, que no hemos visto, al que tememos e incluso odiamos. También entran
en conflicto los egos y los superegos, aquello que consideramos sólo nuestro y
que mediatiza nuestra apreciación y nuestros miedos, aquello que muestra
nuestra altivez mientras deja en evidencia nuestros complejos.
Sabemos
algunas cosas sobre lo que vamos a hallar en nuestro viaje intergaláctico,
sabemos que esos otros que nos vamos a encontrar son capaces de lo mejor y de
lo peor, sabemos que son violentos, crueles, desalmados, seres sin ética y sin
escrúpulos, pero también sabemos que son capaces de amar por encima de ellos
mismos, de acometer ciertos actos con la mayor de las generosidades, de
apreciar la belleza y de crearla.
La otredad se construye
por oposición, el otro es aquél que nunca fuimos, que no somos y que no
seremos, posiblemente sea, también, aquél que no queremos ser. Ellos son los
otros para nosotros, pero nunca debemos olvidar que nosotros somos los otros
para ellos. Ahora, por fin, estamos a punto de llegar a ese planeta que sus
propios habitantes llaman Tierra, ahora sabremos algo más, ahora sabrán algo
más, ahora sabremos los unos de los otros y viceversa.
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