Esa línea sutil que apenas se percibe*
Una línea que apenas se percibe
es el tenue y sutil nexo que comparece en las poéticas imágenes de Hiroshi
Sugimoto (Tokio, Japón, 1948). Un gesto mínimo que une el aire y el mar en
series tan conocidas como “Seascapes”, también en ese curioso giro que
trasciende lo formal de su proyecto “Revolution”, o en esa búsqueda conceptual
conectada con su propia cultura que el artista establece en “Five Elements”. Un
trazo que, a pesar de parecer rectilíneo, no es más que un segmento minúsculo
del enorme arco que conforma la esfera irregular del planeta donde vivimos. Ese
juego permanente sobre la percepción convierte esa línea, liviana y
polivalente, en la frágil barrera que separa la realidad de la ficción, lo
absurdo de lo razonable, la prosa de la poesía.
Sugimoto descubrió, desde su
llegada a Nueva York en 1974, las curiosas escenografías del Museo de Historia
Natural, unas imágenes que, al perder la tridimensionalidad a través de la
reproducción fotográfica, ahondan en esa integración entre lo que sucedió y lo
que imaginamos. Una vía de investigación que también aparece en su serie
“Theaters” donde realiza una documentación, más o menos objetiva, de los
espacios de representación, ficción y realidad humana. Un camino que también
frecuenta en todos los proyectos desarrollados en el Museo de Cera de Madame
Tussaud, como el titulado “Portraits” (1999) con retratos verosímiles de las
figuras de personajes como el papa Juan Pablo II, Fidel Castro o Yasser Arafat,
o como el tétrico, subyugante y sobrecogedor “Chambers of Horrors” (1994).
Propuestas todas ellas plenas de
un lenguaje personal, tamizado por su peculiar prisma oriental, una forma de
ver, componer y narrar que difiere, en gran medida, de los parámetros
occidentales. De esta manera, el gusto por lo mínimo, por la síntesis y por la
poesía, se extienden desde el ámbito de las ideas para construir la sugerente
forma de expresión de este artista singular. Unas preocupaciones que pueden
apreciarse de manera evidente en esas series que, siguiendo a Junichiro
Tanizaki, establecen un elogio de esa sombra que huye de la luz artificial,
expansiva y violenta causada por la moderna civilización: La belleza pierde
su existencia si se le suprimen los efectos de la sombra, dice Tanizaki.
Proyectos como “In the Praise of
Shadow”, “Lightning Fields” (2008) o “Pine Trees” (2001), investigaciones sobre
los pioneros de la fotografía como William Henri Fox Talbot en “Photogenic
Drawing” (2008-9), la interposición nebulosa del desenfoque en su
“Architecture”, o incluso “Joe” (2004), su particular homenaje al escultor
Richard Serra, siguen algunas de esas ideas sobre lo mínimo pero trascendente y
la trascendencia de lo verdaderamente importante. Como señala el propio
Tanizaki refiriéndose a los creadores japoneses: Nosotros creamos belleza
haciendo nacer sombras en lugares que, en sí mismos, son insignificantes.
*Publicado en Cappuccino Grand Papier nº5
*Publicado en Cappuccino Grand Papier nº5
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