Un pintor que pinta con pintura.
-Sobre la exposición de Yago Hortal en el Casal Solleric de Palma-*
Gómezdelacuesta
Yago Hortal (Barcelona, 1983) es joven, es artista y es pintor. Sí, han oído bien, es pintor y es artista, y su arte es completamente actual, contemporáneo y valorado, y pinta muy bien, y mucho, y a todo color, sin complejos ni servidumbres, con pintura y a veces sobre un lienzo, un artista que es más moderno que muchos modernos y que crea como ahora crean muchos de los mejores, sin pudores malentendidos, metiendo las manos y las narices en todos los cajones, construyendo su propia creación, personal e intransferible, a partir de todo lo bueno que hicieron los otros, por que si algo es bueno hay que cogerlo, por que no hay que perder el tiempo rehaciendo lo que ya está hecho, por que hay que crear lo propio sin renunciar a lo de los demás, a las herencias positivas, reconociéndolas y agradeciendo a sus creadores todo aquello que nos dieron, pero sólo a los buenos de verdad, a los que aportaron y aportan, a los que gritaron, a los que rompieron, a los Uslé, a los Gordillo y a los Navarro Baldeweg, pero también a los Richter, a los Oehlen y a los Louis Morris.
Yago Hortal ha ido construyendo su propio mundo gracias a todo lo que ha ido mamando, y a su intuición, y a su talento, y a una paleta rabiosa, salvaje y radical de colores sin medida, que ya está él para poner el temple, y el cálculo, y la composición, que ya está él para controlar el gesto. Una pintura tan flagrante, tan desinhibida, que en ocasiones busca ser escultura y adquiere volumen, y matices, y perspectiva; una pintura que acerca su lente a lo microscópico, a lo telescópico, a lo endógeno y a lo cotidiano, a la nueva visualidad que hemos logrado gracias a los nuevos medios, gracias a una tecnología que ha puesto al alcance de nuestro ojo cosas que, hasta hace poco, parecían invisibles: células y galaxias, tejidos y circuitos integrados. Yago no da puntada sin hilo, no da brochazo sin acierto, no hay dripping sin sentido, si hay que pintar pintemos de verdad que pintar por pintar es tontería.
Y exponer por exponer también es tontería, por eso expone en el Casal Solleric, en el Área 1, bajo el comisariado de Pilar Ribal y con la colaboración de Carlos Jover, expone en el Área 1 después de los videos de Mariana Vassileva, por que el arte contemporáneo tiene esta virtud, un inabarcable abanico de medios que, cuando caen en buenas manos, todos suman. Y es que aunque algunos se resistan a creerlo, la pintura goza de una salud inmejorable en estos tiempos abruptos, en esta era de tiranías tecnológicas y abrumadoras violencias digitales, goza de una posición privilegiada en el escalafón de los medios plásticos contemporáneos. Yago Hortal hace una pintura tan buena que puede presentarse a cualquier concurso, a uno de esos premios que ahora llaman de artes visuales, y pinta tan bien que, incluso, puede ganarlo. La pintura está muy viva y la que algunos dicen que ha muerto debe ser otra, una pintura que quizás murió, pero si lo hizo, lo hizo de vieja.
*Publicado en la revista Youthing nº463 de 18 de mayo de 2012.
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