Frías + García - "Press star(t)"



Cochinos de flores, agapornis pixelados y algunos videos.

-Texto para el catálogo de la instalación "Press star(t)" de Verónica Ruth Frías y Cyro García, Filmoteca de Andalucía, Junta de Andalucía, Córdoba, octubre 2009-

1. A la manera de introducción: un solo texto para dos artistas.

Salga lo que salga, cuando hayas hecho tu trabajo, no te pertenece. No puedes controlarlo. La obra tiene que luchar para sí y definirse a sí misma.[1]

En una sociedad tan individualista como la nuestra en la que casi todo lo empezamos por el yo mientras vamos dejando en un segundo plano el nosotros y mucho más allá el ellos, tratar de trazar, de describir y de razonar, en un texto en común, el itinerario plástico de dos artistas como Verónica Ruth Frías y Cyro García, con obras y trayectorias independientes, vida en pareja y, en ocasiones puntuales, piezas conjuntas, podría parecer un ejercicio de cierta dificultad. Sin embargo, y aunque en la literatura artística a menudo nos empeñemos en complicarlo todo, muchas veces las cosas se explican de la manera más sencilla: somos como nos parieron, lo que mamamos siendo niños y lo que vivimos día tras día, unos contenidos, unas experiencias, que resultan modificados, influidos o simplemente ponderados por todas las compañías, duraderas o no, que vamos hallando en nuestro camino.

Viajamos por la vida, a veces solos y otras acompañados, mientras que, las direcciones y decisiones que tomamos, las rectas, las curvas y los recovecos que dibujamos, nuestros giros deliberados, el azar que todo lo puede, los tumbos que damos y sobre todo las gentes con las que nos vamos encontrando, desencontrando, que nos influyen y en las que influimos, a las que amamos, odiamos o, sencillamente, obviamos, van componiendo nuestro mapa vital, un escenario personal e intransferible que sólo nosotros mismos transitamos de principio a fin. Desde que nacemos somos poseedores de cierta  herencia, de una cultura con la que nos identificamos y de una sucesión de formaciones y experiencias con las que las completamos; incluso los más desarraigados construimos nuestros propios cimientos a partir de lo que nos dieron y de lo que, en el curso de nuestra propia vida, hemos ido absorbiendo: una infraestructura inicial –una genética y algo más- a la que vamos añadiendo ese singular magma compuesto por todos los conocimientos que asimilamos, los individuos con los que nos cruzamos y cada uno de los sitios por donde pasamos.

Y es que sin renunciar a la tierra que aguanta nuestros pies y al conocimiento germinal que ayuda a definirnos, el sustrato humano, cultural y geográfico en el que nos apoyamos debe servirnos para tomar impulso, para ayudarnos a recibir los múltiples estímulos que el devenir nos irá aportando y sólo en épocas de recia tormenta para fijar el ancla. Es esa infinitud que caracteriza el ámbito de la cultura en general, y a la creación plástica en particular, la que permite esta suma de contribuciones, sin límites y sin medida, porque en estos entornos donde nada es excluyente, todo cuenta. Unas aportaciones que bien tamizadas, con criterio, se pueden constituir en el correcto acervo vital de cualquiera y en el acertado vocabulario creativo de cada artista. En el caso de Frías y García las alimentaciones son mutuas –como no podía ser de otra manera en una pareja de artistas que viven y trabajan juntos- pero también son de otros, todas ellas –las genuinas, las de verdad- son reconocidas con modestia, con sabiduría y sin tapujos, como lo hacen los creadores seguros del rigor, del contenido y de la personalidad de su propio arte, de un arte en convivencia que ya ha cumplido siete años y del que este catálogo, de una manera peculiar, quiere dejar cierta constancia.

2. Un inicio poco sincronizado y unos caracoles que consiguen encajarlo.

No hemos dejado al azar que el recorrido de este texto empiece en el verano de 2001, una época en la que los dos creadores no se conocían y unos meses en los que, mientras Verónica frecuentaba una pintura apoyada en recortes de papel, combinando algunas de esas influencias preliminares que pululaban por Sevilla y su Facultad de Bellas Artes y que mezclaban cierto expresionismo figurativo con algunos elementos del art brut, Cyro emprendía rumbo a Toulousse de la mano de la Asociación Saint-Henri[2] para una estancia de trabajo en sus talleres. Una de las piezas realizadas allí por García y localizada en un bosque cercano[3], La naturaleza de la circulación sanguínea, se convertiría en la primera intervención del artista sobre el medio natural, recogiendo, a la vez, varias de las cuestiones que serán objeto constante de sus futuras investigaciones plásticas: la anatomía humana –y su sucesivo tratamiento filosófico, científico y visual a lo largo de la historia- y todo lo concerniente a la naturaleza –sea animal, vegetal o mineral-. Esta intervención concreta consistía en pintar con acrílico rojo y azul –de la misma forma que los atlas anatómicos diferencian, en el sistema circulatorio, las venas de las arterias- las ramas de una enredadera seca que se retorcían y enroscaban alrededor de un árbol de unos 18 metros. Una obra de interesante impacto visual y acertado concepto, que se convierte en precursora directa de la primera pieza conjunta que esta pareja de creadores, nada más conocerse, realizaron al año siguiente: Le scargot.

Pero antes de este primer encuentro personal y artístico se hace preciso señalar, para terminar de configurar el marco vital y creativo en el que los artistas se iban desenvolviendo por aquel entonces, el viaje realizado por Cyro García a Vietnam entre marzo y abril de 2002, también promovido por la mencionada Asociación Saint-Henri y que le permitió sendas estancias de trabajo en Hô Chì Minh y en Hha Trang, lugares donde produjo dos series bien diferenciadas, aunque con evidentes puntos de conexión, que fueron expuestas en el propio lugar de creación[4]. En la primera de las ciudades, García, concibió unas piezas realizadas a base de unos esquemáticos grabados sobre papel de seda en los que empleó una iconografía de cierto gusto oriental y algún interés anatómico, y cuyos fondos dejan traslucir diferentes sectores de las calles donde el artista habitaba, una serie en la que la unión de todas las piezas componía el plano general del barrio en el que residía. En el segundo de los lugares su pintura se vuelve más limpia mientras que los fondos neutros que utiliza realzan el esquematismo de unos dibujos, ahora sí, de clara vocación anatómica y que entroncan de forma más evidente con la línea de las obras que venía realizando: la llamada Serie azul, iniciada en 2001 y de la que hablaremos un poco más adelante.   

No es hasta julio de 2002 cuando ambos creadores se encuentran por primera vez: Verónica Frías había sido invitada por la Asociación Saint-Henri a participar en las citadas convivencias de artistas en Toulousse y Cyro García repetía convocatoria ese mismo verano. Durante esta estancia conjunta en Francia, Frías, siguió visitando aquella pintura-collage de corte figurativo, deliberadamente naïf y acentuadamente expresiva, sobre la que, de manera muy oportuna, fue realizando algún descubrimiento novedoso que contribuiría al desarrollo de series posteriores; efectivamente, en sus obras de esta época empezamos a percibir cierto ánimo por definir ambientes, entornos, espacios, envolviendo los temas de sus cuadros que, cada vez más, buscaban reflejar escenas de lo cotidiano, de lo que es habitual en la vida de la artista; estas piezas tendrán su evolución en la siguiente serie de obras en la que Verónica trabajará, un conjunto solvente de pinturas titulado Paisajes urbanos que trataremos en el siguiente epígrafe de este texto. En paralelo, Cyro García, emprendió durante este verano dos líneas bien diferenciadas: por un lado, en Toulousse, siguió desarrollando piezas de su Serie azul, mientras que por el otro, una vez se hubo trasladado a los talleres de la Asociación en Benaocaz –Cádiz- inició unos sobrios paisajes que conectaban directamente con las maneras con las que los expresionistas centroeuropeos de las vanguardias históricas solían resolver esta temática, un tipo de pintura, esta última, que no ha vuelto a ser frecuentada por el artista.

Fruto de esta convivencia ambos creadores deciden realizar la que será su primera pieza conjunta: una intervención titulada Le scargot efectuada en el mismo bosque donde Cyro ya había compuesto, el año anterior, La naturaleza de la circulación sanguínea, y que, en este caso, cobra la forma de 256 caracoles adheridos en fila sobre el tronco de un árbol. Una obra donde el gusto por la naturaleza, por intervenir los elementos que le son propios y por dotarlos de una nueva realidad que caracteriza la reflexión de García, se dan la mano, por primera vez, con el ánimo por narrar, la fantasía y la delicada y premeditada ingenuidad de las creaciones de Frías.        

3. La pintura como base de sus posteriores desarrollos creativos.

A pesar de la concepción tan divergente que estos dos artistas tienen de la pintura, una de las cuestiones que les une es, precisamente, el afecto filial que ambos profesan a la misma. Un medio que les sirvió, desde el inicio de sus carreras, para expresar sus ideas y para reflejar la evolución de los conceptos que han sido, y son, objeto de su arte. Es cierto que el desarrollo de sus propios itinerarios creativos les ha hecho acudir a otros medios de expresión, siempre excitados por el increíble progreso que las plásticas han ido experimentando en estos años de desenfrenada revolución tecnológica, pero no es menos verdad que desde su formación académica, eminentemente pictórica para ambos, su manera de concebir el arte ha tenido mucho que ver con su propia pintura.      

Por eso no es osado decir que las muestras iniciales de madurez creativa de Cyro García se expresan en las piezas ya citadas de la Serie azul, unas obras cuyos primeros exponentes datan de 2001. En ellas, García, consolida su fascinación por la anatomía –humana y animal- centrando su atención en lo interno, en lo endógeno, en aquello que a simple vista no suele percibirse, utilizando elementos orgánicos preexistentes para, en las afortunadas misceláneas que unen las diferentes piezas, acabar conformando unas inquietantes composiciones que manifiestan su gusto por conferir esmero e interés estético a aquellas cosas que normalmente son consideradas poco aparentes, creando, además, unas nuevas lecturas, unas nuevas realidades, que abren un amplio abanico de posibilidades conceptuales. Estos freaks, estas figuras, en las que el artista materializa esta línea de investigación, le acompañarán en su camino creativo hasta el 2003, consiguiendo, con una de ellas, su primera selección en un certamen[5]. Una vez licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Granada en 2002, emprende, al año siguiente, sus estudios de doctorado, mientras una nueva serie muy conectada con la anterior toma realidad en su producción: Desconocidos[6] se convierte en un paso más dentro del desarrollo conceptual de la Serie azul, pero incorporando, en este caso, una paleta cromática mucho más amplia –donde amarillos, naranjas y rojos cobran importancia- y donde la técnica de la transferencia –cogiendo motivos de estudios anatómicos antiguos- gana peso en cada una de estas composiciones que exploran, más concretamente, al ser humano y ciertas cuestiones sobre la identidad y la individualidad. Sucediendo a estas dos líneas de creación fundamentalmente pictóricas comparecen también las series Lo animal de lo humano, un conjunto de collages puros realizados durante una estancia del artista en Italia[7] entre diciembre de 2004 y enero de 2005, y ya de vuelta a Granada, Retratos, unas piezas confeccionadas en su totalidad con transferencias sobre papel caballo.         

También en el caso de Verónica Ruth Frías las primeras series de madurez y coherencia aparecen en el campo de lo pictórico. Efectivamente, fueron sus Paisajes urbanos, realizados a partir de 2002, el conjunto de obras que empieza a consolidar los descubrimientos plásticos que la artista había ido adquiriendo en fases anteriores, consiguiendo dotar de la atmósfera apropiada el expresionismo revestido de voluntaria candidez que había caracterizado sus creaciones hasta la fecha. En estos paisajes, Frías, introduce dos elementos autorreferenciales que anticipan sus intereses performativos y biográficos: además de recoger las escenas cotidianas que van componiendo su vida y la de los que la rodean, introduce en la propia obra pictórica a sus amigos, a su familia y a ella misma, en un collage ayudado por los retratos fotográficos de los que intervienen; una serie de cuadros que tuvieron cierto éxito en algunos de los certámenes artísticos donde fueron presentados[8]. Depurando esta técnica y sofisticando sus contenidos, Paisajes históricos[9] nacen en 2003 –año en el que, ya conviviendo con Cyro, concluye sus estudios de Bellas Artes en la Universidad de Sevilla- y le acompañan hasta 2005 con la misma y decidida vocación que atesora su autora; una serie que pretende situar al espectador en los diferentes contextos de gestación y evolución del arte, un ejercicio lúdico y colorista en el que la creadora no desatiende su peculiar, estimulante y positiva percepción de la vida, transmitiéndonos un activismo a favor del arte que terminará consolidando en proyectos posteriores, unas propuestas futuras que ya se apartarán definitivamente de la pintura[10].  

4. Arte Jondo. Síntesis reducida de una exposición colectiva.

En 2005 la propuesta Arte Jondo[11] se configuró como un evento singular dentro del panorama balear y un punto de inflexión en las trayectorias profesionales de Verónica Frías y Cyro García. Una muestra colectiva donde seis jóvenes artistas andaluces, licenciados en Bellas Artes, intentaron trasladar al público de las islas la creación plástica emergente de su comunidad; una exposición que no pretendió realizar una selección exhaustiva sino ofrecer una particular visión sobre el arte andaluz de calidad, más joven y moderno, sirviendo de exponente de la pluralidad y riqueza de su panorama creativo y, a la vez, conformando un puente abierto para conectar dos comunidades con nexos de unión más que evidentes. Y es que esta muestra de la galería palmesana ABA Art Contemporani[12] partió de dos hechos constatados: la relativamente escasa existencia de espacios expositivos que se consagren al arte más rabiosamente contemporáneo en una comunidad tan extensa y de tanta población como la andaluza, situación que contrasta, a su vez, con la gran densidad de este tipo de salas que las Baleares y, concretamente, la ciudad de Palma de Mallorca poseen; junto con la evidencia de que ambas comunidades autónomas han tenido una estrecha relación de contenido social, motivada por los importantes movimientos de población que, con origen en Andalucía, han abastecido y abastecen la gran demanda de mano de obra que se ha ido generando en las Islas Baleares a partir del fenómeno del turismo de masas.

El proyecto nació con la vocación de cumplir, además, con un doble objetivo: por un lado dar una oportunidad a jóvenes artistas andaluces para que puedan mostrar su obra en Mallorca, y por otro, conseguir que estas dos comunidades que en nuestra historia más reciente aparecen íntimamente ligadas, reforzaran sus lazos de unión en un contexto, el arte, donde sus relaciones han sido más bien escasas, intentando reducir parte de los prejuicios y tópicos, rémoras de relaciones pasadas, gracias a la profundización del conocimiento mutuo en un sector donde el intercambio entre ellas no suele ser habitual. Para ello se seleccionaron las instalaciones de José Luis Conde (Jaén, 1974) y Miguel Gómez Losada (Córdoba, 1967), las pinturas de Manuel Garcés (Córdoba, 1978) y una pieza de Concepción Rosas (Loja, Granada, 1980), además de las aportaciones de Frías y de García. La contribución de Verónica para esta colectiva tomó la forma de uno de los collages
de la serie Paisajes históricos, ya tratada anteriormente; en el caso de Cyro su participación se materializó en dos instalaciones: Despiece tipo carnicero en cerdos, producida en 2003 y expuesta por primera vez en la Universidad de Granada en el mismo año, y Flores para un entierro, realizada expresamente para esta exposición; unas piezas en las que se recoge la inquietud del artista por metamorfosear a todo ser viviente, un peculiar análisis de cualquier forma de vida que conecta lo irreal con la realidad más flagrante, trascendiendo su exquisita vertiente plástica y penetrando, con ello, en el ámbito de lo filosófico.

Decimos que esta colectiva tuvo cierta importancia en las trayectorias de ambos, no tanto por cuanto influyera en sus futuras producciones –que recién ya habían emprendido derroteros más híbridos- sino por una serie de vías que, tras esta exposición, se abrieron ante Frías y García. Efectivamente, esta muestra sirvió de contacto preliminar con una asociación cultural llamada La fàbrica de licors, centrada, desde su espacio palmesano, en la difusión de las artes visuales; un conocimiento mutuo que se materializó –y de ello hablaremos en el siguiente punto de este texto- en una exposición individual para cada artista, la participación de Verónica Frías en un ciclo de videoproyecciones y la colaboración de ambos en una muestra colectiva. Además, García, tuvo la ocasión de participar en un par de ferias de arte internacionales[13] de la mano de la galería que acogió Arte Jondo: ABA Art Contemporani.    

5. Conexión con La fàbrica de Licors: fotografía, instalación y videoproyecciones.    

Tras esa primera presencia mallorquina fue Cyro García quien tuvo la oportunidad de realizar una exposición individual, entre noviembre y diciembre de 2005, en el espacio palmesano de La fàbrica de licors[14]. Publicidad engañosa[15] se configuró como una muestra sugerente donde García presentó unas reproducciones fotográficas –montadas sobre aluminio- de una serie de sarcásticas intervenciones que el artista había efectuado en las imágenes de los catálogos de las grandes marcas de moda que, no contentas con inundar tiendas y centros comerciales, también irrumpen en nuestros propios buzones para que absorbamos sus contenidos -por auténtica inmersión- intentando manipular nuestros gustos y algunas de nuestras decisiones más básicas. Cyro García se vale de este extraño soporte, concretamente las publicaciones de la casa MANGO, para construir su ácida ironía de una manera completamente artesanal, un singular método de transferir imágenes y superponer transparencias que consiste en arrancar, con un poco de papel celo, una pequeña porción de la película de tinta de cualquier fotografía editada y, con esta imagen parcial adherida, superponerla sobre las figuras de las modelos que comparecen en estos muestrarios, deformando la bella materia prima y planteando su crítica sobre estos cánones de belleza abusivos y exhaustivos que todos padecemos. Una técnica que, a la vez, se configura como una sugestiva metáfora que refuerza la idea esencial del artista, prescindiendo del ordenador que todo lo puede en beneficio de una expresividad más imperfecta y humana; y un concepto que manifiesta su permanente voluntad de poner en tela de juicio cualquier criterio emanado de la flagrante globalización, del capitalismo feroz y de esta sociedad de consumo, diseñada, sin escrúpulos, por las clases dirigentes.   

Y antes de que Verónica Ruth Frías presentara también su propuesta individual de exposición para este mismo espacio, fue invitada por el mencionado colectivo a participar en un ciclo de videoproyecciones titulado Projection rooms, esta oportunidad se convirtió en la primera ocasión –febrero de 2006- donde la artista compuso y proyectó alguna de sus creaciones. Así es, en Yo vuelo como, título de su contribución, Frías nos muestra dos piezas independientes: Volar, una sucesión de autorretratos fotográficos intervenidos, montados de una manera dinámica y con textos superpuestos que manifestaban ciertos anhelos de la propia autora, configurando, de nuevo, una expresión de marcado carácter autobiográfico; y Las cinco estaciones del amor, su primera incursión en la videocreación propiamente dicha, donde el cariz autorreferencial de la obra anterior se ve acompañado, en esta pieza en cuestión, por una pretensión narrativa más evidente y un flagrante componente performativo; una participación que se constituyó en el preámbulo perfecto para su exposición individual celebrada en septiembre de 2006. Efectivamente, Mujeres en la sombra[16] nos muestra un proyecto fotográfico, instalador y videocreador, completamente solvente y definido, donde las diferentes acciones emprendidas por la artista son recogidas mediante fotografías y videos que, tras una conveniente edición, eran mostrados junto con los vestidos y objetos que completaban la caracterización de cada una de las mujeres representadas; una reivindicación de la figura de la mujer en la historia universal –de la mano de personajes como Marilyn Monroe, Frida Kahlo, Cosima Wagner o Eva Braun- que transmite esa postura feminista, sin entrar en los manidos tópicos del arte de género, que esta creadora va manteniendo en su obra. Una colaboración con La fàbrica de licors que tiene su epílogo en la última exposición montada por esta asociación, en diciembre de 2006, una colectiva titulada Fototrash y los superheroínas, donde también participó Cyro, y con la que este grupo cultural independiente cesó una actividad de más de cuatro años.   

6. Una coincidente y breve nota sobre fotografía y derivados.

Fue precisamente este año de itinerario compartido con La fàbrica de licors –que abarcó de noviembre de 2005 a diciembre de 2006- un período durante el cual ambos artistas inician sendas series que, de una manera u otra, conectan con el medio fotográfico. A finales de 2005 Verónica Frías comienza un conjunto de polaroids intervenidas tituladas Quiero ser Angelina, ¡jolín![17], unos collages con soporte fotográfico que conceptualmente se pueden emparentar con el ideario que Cyro García manifestaba en la ya comentada Publicidad engañosa y con ese activismo feminista que la propia Frías suele frecuentar. En estas piezas, la artista, va colocando sobre sus autorretratos diferentes labios, arrancados de las páginas de las revistas, como si se tratara de una convulsa adicta a la cirugía estética que corre en pos de la fisonomía perfecta; una ácida crítica de esos patrones a seguir, de esos modelos de mujer impuestos, que continúan contaminando la libre determinación de casi todos los seres humanos. Una serie de imágenes que, además, tienen la peculiaridad de ser una de las pocas ocasiones en las que Verónica ha abandonado el que es su medio fundamental de expresión desde el mismo 2005: la videocreación. Quizá el otro escarceo importante de la artista fuera de su modos habituales, lo encontramos, tiempo después, en la serie que desarrolla entre 2007 y 2008 titulada Yo quiero mucho a mi mamá[18]: unas cajas de luz retroiluminadas que llevan impresas, entre el deseo y el interrogante, dudas y anhelos vitales que tienen como interlocutora a su propia madre, planteándole las cuestiones en un ámbito tan lejano para ella como el del arte contemporáneo y tratando de poner de manifiesto, por un lado, el afecto y la dependencia educacional que siente –sentimos- hacia la figura materna, y, por el otro, el choque y las diferencias que existen entre ambas generaciones.

En el caso de Cyro García fue la pieza Auto-Di-Sección[19] la que hace que el creador, durante 2006, conviva con medios híbridos que orbitan alrededor de la fotografía. Es por ello que esta obra, que podríamos definir como collage digital, se basa en el dibujo y en la propia fotografía para terminar de componer un elaborado resultado final: una pieza que sigue acudiendo a los intereses habituales del artista, es decir, la anatomía, lo interno, lo orgánico; manteniéndose el mismo García como modelo y objeto de su intervención –de su autodisección- y confiriendo, a partir de todas estas premisas, una nueva realidad a cuestiones evidentes, usuales y preexistentes. Un tipo de propuesta, cada vez más global, que termina consolidándose en sus proyectos de intervención e instalación –que trataremos en el siguiente punto- los cuales se apoyan en cualquiera de las técnicas que el creador precisa, para expresar, de la forma más adecuada, el conjunto de sus ideas.

7. Cyro García: desarrollando conceptos, hallando estéticas, ocupando espacios.

Quizá las evoluciones conceptuales y plásticas más logradas de García comparecen a partir de 2007. Definitoria de esta maestría en el manejo y combinación de los diferentes medios, tradicionales o novedosos, de los que el artista se va sirviendo para alcanzar la correcta expresión de sus pensamientos, pueda ser la pieza realizada ese mismo año, Todo el mundo quiere viajar[20]. Una interesante instalación donde, García, vuelve a desarrollar un contenido de clara preocupación social como es el tema de la inmigración: sobre un tapete de juego, un simulado campo de fútbol, el creador sitúa multitud de piezas realizadas en porcelana a la manera de aquellos pequeños muñecos de futbolín que, unidos por barras, iban conformando las diferentes líneas del equipo; aquí, las citadas barras han desaparecido, dejando exentos cada uno de los jugadores a los que se les ha dotado, a cambio, de antiguos moldes metálicos de pastelería que a modo de balsa, individual e intransferible, soportan los diferentes y complejos itinerarios vitales de sus peculiares tripulantes. Una sarcástica instalación que asocia la inmensidad del mundo, por donde todos pululamos, con un tablero de juego; que identifica la vida con un camino lleno de complicados vericuetos; y que, del mismo modo, patentiza lo minúsculo de cada ser ante lo inconmensurable de los lugares por donde se desenvuelve; una pieza que no sólo sirve para demostrarnos el domino del artista sobre los diversos medios que emplea, sino también su acertado tratamiento del espacio y su fortuna estética a la hora de plasmar conceptos, unas ideas que suele expresar a base de la contraposición de términos con significados muy distintos, a la vez que metafóricamente similares, y que en este caso son, obviamente, vida y juego.        

También con una fuerte carga de crítica social comparece el siguiente de los proyectos de Cyro García. Filosofía de consumo[21] es una serie comenzada en 2009 que apoya toda su carga conceptual, de nuevo, en una llamativa unión de diferentes pero conexos: una representativa selección de los grandes filósofos de la historia de la humanidad que ven como sus nombres son transcritos por el artista a base de los logos de las grandes marcas que dominan el mercado. Un guiño, pleno de toda esa descarnada ironía que suelen manifestar las creaciones del artista, que se vuelve a valer, para estas piezas, de los exitosos recursos de la publicidad más extenuante para hacer que concentremos nuestra atención en los pensadores más influyentes del devenir de las ideas, mientras evidencia el extraño contrasentido que supone que la M de McDonald’s sea más conocida que muchas de las reflexiones de Marx y que la K de Kellogg’s sea más fácilmente identificable que algunos de los conceptos de Kant. Una propuesta que se expresa físicamente en base a unos vinilos de corte, de color negro mate, que se adhieren directamente sobre la pared del espacio a intervenir, pero también, de una manera más corpórea, a través de la réplica exacta de los luminosos con los que estas marcas comerciales recogen y dan difusión a sus omnipresentes logos.           

8. Verónica Ruth Frías: entre la videocreación, la performance y la acción.

Es a partir de 2006 cuando Verónica Ruth Frías empieza a desarrollar el que será el contenido fundamental de su obra tomando como medio de expresión la técnica que se ha demostrado más afín a ella: la videocreación. Es por eso que dos de las piezas realizadas durante el mencionado año, Le dernière minute y De-construcción[22], se constituyen como un exponente básico de las formas y maneras que preocuparán a la artista en esta fase creativa; ambos vídeos plasman visualmente como el paso del tiempo, y sus curiosas divisiones, entroncan o se repelen con la sincronía y el ritmo de los movimientos de una protagonista que, en las dos obras, es la propia artista caracterizada de diferentes personajes. De nuevo el recurso de la acción, el componente performativo, es acompañado por el disfraz y el maquillaje para tratar de expresar unas ideas que vuelven a conectar ciertas reivindicaciones de género –mucho más ásperas en De-construcción y deliberadamente frívolas en Le dernière minute- junto con otro de los intereses que reinciden en su obra: la vida y su imparable devenir. Efectivamente, uno de los temas que ya frecuentó abundantemente en su producción anterior se refiere a la vida –las vidas- con una marcada voluntad autobiográfica, de ella misma, y de todo lo que le rodea; fruto de ese ánimo la artista trabajará, entre los años 2006 y 2008, en la serie que ha titulado Dentro y fuera, unos vídeos que se dividen en tres piezas fundamentales: Algo muy dentro, casi fuera (2006), Algo de dentro (2007) y Algo dentro (2008)[23], en los que la creadora expresa la complicada dialéctica que se manifiesta entre las emociones que una persona siente en su interior y la dificultad de expresarlas, de echarlas para fuera, de una forma sincera y fiel al sentimiento vivido.       

No es, sin embargo, hasta su serie de 2007 titulada Disfrazando el arte[24], cuando Frías vuelve a retomar otro de los conceptos angulares de su creación: aquella reivindicación de las plásticas, por y para la sociedad, que ya había iniciado en algunos de sus anteriores trabajos pictóricos. Con un medio de expresión más adecuado a sus pretensiones, que se apoya en la performance, la videocreación y la fotografía, la artista adopta un recurso sofisticadamente ingenuo, ingenuo por lo elemental de su propuesta, sofisticado por la osadía y la inteligencia de usarlo en ese contexto y con ese singular y democrático objetivo: desde una perspectiva sutilmente comunista de la producción, transmisión y consumo del arte, la creadora decide visitar dos pequeños pueblos por cada una de las ocho provincias andaluzas, 16 intervenciones en una serie de aldeas cuyo acceso a los circuitos del arte más actual, en vivo y en directo, es prácticamente nulo. Caracterizada como alguno de los grandes artistas contemporáneos y armada con una pancarta donde explica, brevemente, algo de la vida y obra del personaje representado, Verónica se pasea por las calles de estos municipios disfrazada de Warhol, Dalí, Basquiat, Kahlo, Cindy Sherman, Lautrec, Van Gogh, Rousseau, Lempicka, Hannah Höch, Mariko Mori, Ugo Rondinone, Jonathan Monk, Shirin Neshat, Hanne Darboven e, incluso, como la propia Frías. Se deja observar y observa, interactúa con la gente y asimila sus reacciones: un trabajo de campo para ella –recogiendo videos y fotografías de la efímera performance- y, lo que es más importante, una labor de difusión del arte para todos, mientras, con su sensibilidad de artista democrática, nos va explicando alguna de las mil cosas buenas que el arte contemporáneo genera.

En el mismo año en el que Verónica viene desarrollando el citado Disfrazando el arte emprende otro proyecto de envergadura gracias al auspicio de la beca Rafael Botí concedida por la Fundación Provincial de Artes Plásticas Rafael Botí de Córdoba. Comiendo perdices es una propuesta videocreativa y fotográfica que se encarga de revisitar cuentos infantiles clásicos como Hansel y Gretel, Caperucita Roja, La Bella Durmiente, La Cenicienta o Blancanieves, centrándose en aquellos que mantienen alguna peculiar moraleja destinada a las niñas y que amplifican y defienden peligrosos estereotipos del rol de la mujer en nuestra sociedad. De nuevo una contestataria y activista denuncia que ataca de forma directa a la raíz de un problema que la artista considera, fundamentalmente, educacional. Por último, y para concluir este epígrafe, es importante reseñar el vídeo de 2008 Sueño que te vas volando, una creación que se convierte en un precedente más que evidente de la que será la siguiente pieza a tratar en el presente texto: una obra conjunta de cierta importancia en la trayectoria de ambos artistas y que titularon Pájaros en la cabeza[25].           

9. Más vale pájaros en la cabeza que ciento volando.

Siempre se ha dicho que la imaginación vuela libre, sin gravedad, sin ataduras ni barrotes físicos que la detengan, un devenir de ideas que, en ocasiones, choca frontalmente con la realidad. Desde tiempos ancestrales se ha asociado el pensamiento creativo con la inspiración de las musas, una hermosa metáfora que tiene su reflejo en los pájaros –en estos agapornis- que son empleados en este vídeo como expresión visual del concepto completamente abstracto de inspiración y creación; un ir y venir de ocurrencias que acompaña a la concepción de la obra artística, una perspectiva muy platónica del asunto donde las ideas viajan libres mientras el cuerpo permanece estático y prisionero de sus propios límites físicos. Una bella pieza que tiene la poesía aneja de volver a hacer coincidir los caminos creativos de estos dos artistas en una obra que habla de las idas y de las venidas de la inspiración y que les prepara para su siguiente proyecto conjunto con motivo del cual se ha realizado el presente catálogo.   

10. Por favor, Press star(t).

Una de las cuestiones que caracteriza nuestra sociedad actual –y por supuesto muchas de sus manifestaciones- es la frenética velocidad con la que vamos quemando plazos, el ritmo trepidante con el que nos saltamos todos y cada uno de los peldaños que el devenir va haciendo aparecer frente a nosotros: lo nuevo mañana es viejo y al día siguiente un residuo listo para el desguace. Una vorágine fruto de una sociedad omnipotente e hiperdesarrollada, es cierto, pero también producto de unos individuos que han perdido la paciencia, precisamente, por este moderno poderío que consigue ofrecérnoslo todo, de todo lo mejor y de lo mejor lo último. Unas coordenadas que no han pasado desapercibidas a los gurús del consumo que, con la habilidad que les ha hecho dominar el mundo, hacen que las cosas pasen de moda justo al día siguiente de haberlas puesto en el mercado, enredándonos, una vez más, en una imparable espiral de deseos que nunca se satisfacen del todo. Quizá una de las esferas donde este ritmo vertiginoso comparece de una forma más evidente es en el mundo de las nuevas tecnologías y, más concretamente, en el de la informática. Un sector donde las etapas se queman a una velocidad tan inaudita que, incluso, hay productos que han quedado completamente desfasados antes de ver la luz comercial. El problema es que a la misma velocidad con la que vamos alcanzando nuevas opciones, también vamos apartando, en ocasiones sin apenas mirarlas, posibilidades que podrían haber sido interesantes desde la perspectiva –entre otras- de la plástica contemporánea.

Así, partiendo de un proyecto de Cyro García y desarrollado de forma conjunta con Verónica Frías, los artistas recuperan –para esta intervención de 2009 titulada Press star y a la manera de una nueva arqueología de lo pasado pero reciente- la estética que marcó la prehistoria de la informática: aquellos iconos compuestos a base de evidentes y toscos píxeles, de colores inexistentes o extraordinariamente básicos, pero que conferían a las imágenes una personalidad tan propia, tan marcada, que muchos de sus exponentes han alcanzado la eternidad a medida que han ido pasando al imaginario colectivo de todas las sociedades desarrolladas. Y es que ¿quién no recuerda los Space invaders, el comecocos o sus fantasmas, o quién no identifica el símbolo pixelado de un altavoz, una pistola o una computadora? 

A base de una composición construida con aquellos discos flexibles de 5¼ que marcaron los inicios de la informática –usados a la manera de píxeles para crear una imagen reconocible- se presenta este proyecto que se concibe como un viaje al pasado del videojuego y a los orígenes informáticos de la animación. En esta instalación promovida por Iniciarte para el espacio de la cordobesa Filmoteca de Andalucía, el lugar en cuestión es modificado visualmente, generando un efecto tridimensional mediante unos dibujos de líneas rectas que simulan ser una sucesión de habitaciones, pasillos y escaleras, que, finalmente, parecen no llevar a ningún sitio; un nuevo entorno sobre el que se superpone la figura de un guerrero, con espada y escudo, situado en una de las paredes y conformado por los mencionados disquetes que, simulando ser píxeles, van pegados sobre un muro que contiene, salpicándolo, algunos personajes de antiguos videojuegos reproducidos a base de piezas de Lego. Un flash back de un tiempo donde la informática se estaba inventando, una sencilla recuperación de la memoria reivindicando el necesario sosiego que nos hace falta para poder disfrutar de las cosas, mientras se revisita alguno de esos añejos iconos que nos acompañaron desde el inicio de un camino que, aunque parezca mentira, justamente comenzó ayer.





[1] Cita del artista Maurizio Cattelan recogida en Uta Grosenick (ed.), Art Now. Vol.2, Taschen, Colonia, 2005, p.98. 

[2] Asociación francesa promovida por Gerard Gayou que en 2010 cumplirá 20 años de actividad, cuya premisa fundamental reside en potenciar la convivencia entre artistas de diferentes nacionalidades y en diversos lugares del mundo.

[3] La ubicación concreta es en el bosque de Payra sur l’Hers, cerca de la localidad de Castelnaudary.

[4] Nos referimos a sus exposiciones 2d2 para la Art Gallery Hien Minh de Hô Chì Minh y a la realizada para la Hô Chì Minh City Fine Arts Association en el municipio de Nha Trang, ambas en 2002 durante la estancia del propio artista en Vietnam.

[5] Hablamos de Fig.1, 2003, técnica mixta sobre tela, 160x150 cm. Seleccionada en el V Certamen de Pintura Grúas Lozano, Sevilla, 2003.

[6] Una pieza de esta serie fue seleccionada y expuesta en ALBIAC, I Bienal Internacional de Arte Contemporáneo Parque Natural Cabo de Gata, Níjar, Almería, julio de 2006. Concretamente: Desconocido XIV, 2005, técnica mixta sobre tela, 200x130 cm.

[7] Motivada por la concesión de una beca de ampliación de estudios en el extranjero para jóvenes artistas que le fue concedida por el INJUVE con el objeto de realizar unos cursos en el Instituto Europeo del Diseño con sede en Milán.

[8] Seleccionada en el XXV Certamen de Arte Contemporáneo Ciudad de Utrera, Sevilla, 2003; seleccionada y adquirida obra en el  V Certamen de Pintura Grúas Lozano, Sevilla, 2003; seleccionada y adquirida obra en el Certamen Andaluz de Artes Plásticas de la Junta de Andalucía, Málaga, 2003; seleccionada en el V Premio de Pintura Forum Arte Sevilla, 2004; y seleccionada en el X Premio de Artes Plásticas Universidad de Sevilla, 2004.

[9] Una serie que también obtuvo cierto éxito en los certámenes donde fue presentada: seleccionada, premiada y adquirida en el XXV Certamen de Arte Contemporáneo Ciudad de Utrera, Sevilla, 2004; y seleccionada y adquirida una obra en el Certamen Andaluz de Artes Plásticas de la Junta de Andalucía, Málaga, 2005.

[10] La última vez que la artista reconoce haber pintado fue durante la estancia promovida por la Asociación Saint-Henri en Duetzen –Alemania- durante abril y mayo de 2005. Unas obras en la línea de las series de paisajes, en la que la propia creadora se sitúa como protagonista de unos cuentos de corte surrealista.

[11] Muestra comisariada por el que esto suscribe durante la prestigiosa Nit de l’Art en la galería ABA Art Contemporani de Palma de Mallorca y que tuvo lugar durante los meses de septiembre y octubre de 2005. Para una mayor aproximación al contenido de la exposición consultar el catálogo de la misma: Gómezdelacuesta, “La ósmosis en el arte”, Arte Jondo, ABA Art Contemporani, Palma de Mallorca, septiembre de 2005.

[12] Espacio inaugurado en 2004 y dirigido por las hermanas Alejandra y Maribel Bordoy que se dedica, fundamentalmente, a la selección, exhibición y promoción de artistas emergentes internacionales.

[13] En febrero de 2006 Art Miami y en mayo del mismo año la KIAF (Korean International Art Fair), en Seúl, Corea.

[14] Colectivo independiente compuesto por Magdalena Ferragut, Pepi Hervás, Xisco Bonnín, Juan Gavilán y el autor de estas líneas, cuyas propuestas pretendían la difusión de las artes visuales centrándose, de una manera muy flexible, en las diferentes manifestaciones de la fotografía y sus derivados.

[15] Este mismo proyecto fue becado, en 2007, por el Instituto Andaluz de la Juventud (Becarte) realizándose una nueva exposición individual en Huelva y editándose un catálogo con cuyos textos se puede ampliar la perspectiva sobre esta línea de investigación: Raquel Seijas y Gómezdelacuesta, Publicidad engañosa, Instituto Andaluz de la Juventud, Huelva, marzo de 2007.

[16] La producción de esta serie fue subvencionada por el programa INICIARTE de la Junta de Andalucía para la ayuda a la creación y difusión del arte contemporáneo en 2006.

[17] Una selección de estas obras fueron expuestas en la colectiva Mujeres Sobre Papel, Galería Tula Prints, Córdoba, 2006.

[18] La descripción de esta serie se puede ampliar con el texto para el catálogo de la exposición del mismo nombre celebrada en la Galería Tula Prints, Córdoba, abril de 2008: Gómezdelacuesta, “Mi mamá me mimó”, Yo quiero mucho a mi mamá, Ayuntamiento de Córdoba, abril de 2008. Una selección de estas piezas también fue expuesta, de la mano de la citada galería, en Estampa –XVI Feria Internacional de Arte Múltiple Contemporáneo- Madrid, 2008.

[19] Auto-Di-Sección, 2006, collage digital, 260x113 cm. Producción subvencionada por el programa INICIARTE de la Junta de Andalucía para la ayuda a la creación y difusión del arte contemporáneo en 2006, y obra expuesta en la propuesta Arte Gira NS 08, organizada en la Galería MECA, Alhama de Almería, 2008.

[20] Obra expuesta por primera vez en la colectiva Mestizos, en el Centro de Estudios Hispano-Americano, Sevilla, 2007. Posteriormente en la exposición individual Todo el mundo quiere viajar, Galería MECA, Alhama de Almería, 2008. Y por último exhibida en el stand con el que Cyro García participó en CERCO (Feria Internacional de Cerámica Artística) Zaragoza, 2009.  

[21] Un conjunto de piezas que ha sido recogido por la siguiente publicación: Carles Gispert y Marc Masmiquel (ed.), Atelier crisis 2009, Direcció General de Cultura, Conselleria de Cultura, Govern de les Illes Balears y Teatre d’Olot, Festival Panorama 2009, Palma de Mallorca y Olot, 2009.

[22] Para una aproximación más pormenorizada a estas obras consultar el texto del catálogo de la exposición donde estos dos videos fueron seleccionados: Margarita de Aizpuru, Survideovisiones. II Muestra de Video Andaluz, Junta de Andalucía, Sevilla, 2009. En el caso de Le dernier minute también se puede consultar el escrito de la colectiva Un nuevo comienzo: Oscar Fernández López, Un nuevo comienzo, Fundación Provincial de Artes Plásticas Rafael Botí, Córdoba, 2009.   
  
[23] Este último vídeo de la serie aparece recogido en el catálogo de la colectiva: David López Panea, Estilo segunda modernización. 2nd Modstyle, Junta de Andalucía, Sevilla, 2009. 

[24] Un análisis más completo de esta serie en: Gómezdelacuesta, “Disfrazando el arte –o cómo girar una pirámide invertida”, texto para el catálogo de la IX Muestra de Arte Contemporáneo D-Mencia 2007, Ayuntamiento de Doña Mencía, Córdoba, 2007.

[25] Pieza de 2008 que obtuvo el segundo premio en el IX Certamen de Artes Plásticas Pepe Espaliú, organizado Instituto Andaluz de la Juventud, Córdoba, 2008; que luego fue exhibida en el Festival Art Tech Media, Tenerife, 2009; y en el II Festival Internacional de Videoarte de Camagüey, Cuba, 2009; y adquirida por la bolsa de compra del programa INICIARTE de la Junta de Andalucía para la ayuda a la creación y difusión del arte contemporáneo, 2009.

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