Pelayo Varela - Delirio Studio Carabanchel - Madrid


Pelayo Varela
24 de febrero de 2022
Delirio – Open Studio
Nicolás Morales, 38-40. Madrid
  

Artistas de mierda

 

Fernando Gómez de la Cuesta

 

Medallas de oro, plata y bronce, diplomas olímpicos sobre papel mojado. Durante la entrega de premios suena un himno grotesco al compás de esas banderas en las que nadie cree. El pódium miserable del falso éxito, de la visibilidad y del mercado espera a los vencedores pírricos de esta absurda competición, de esta carrera esquizofrénica donde todos luchan por pasar a los anales de una historia que no existe. Manzoni es el primero en llegar, ocupa su pedestal, en sus manos un bote de excrementos y bajo sus pies un cubo de acero que ha sido irónicamente pensado para ser la peana del mundo, para decirnos con sorna que todo el planeta es obra de este peculiar demiurgo. Desde el sarcasmo, Manzoni, cuestiona el papel del artista y su arrogancia pretenciosa, rebate la estúpida acción humana y su relación con la naturaleza, se ríe de esos tipos que se esfuerzan por demostrar quién la tiene más larga, a quién se le aguanta más tiempo derecha. Este es el mundo, este soy yo y aquí está mi pieza. 

 


Pelayo Varela convierte el Socle du Monde (1961) de Manzoni en uno de los cajones donde deben subirse los atletas victoriosos de estos juegos decadentes. Un peldaño que aparece acompañado por otras dos peanas que reparten el segundo y el tercer puesto de esta ridícula competencia: el desarrollo racional e intelectual desde la asepsia desafectada de la escultura Trabum (1960-1971) de Carl André y el postminimalismo lleno de emoción y sentimiento de la Accession IV (1969) de Eva Hesse. Varela también hace otro pódium con tres réplicas de la serie Variations of Incomplete Open Cubes (1974) de Sol LeWitt. Imposibilidad, invisibilización y ausencia. Cuatro formas de hacer, de ser y de pensar para explicarnos que, lo que de verdad importa, es recorrer el camino a conciencia, que nada surge de la nada, que todo se sostiene de alguna manera.


Ese peso de lo que sostenemos, en ocasiones, nos termina sepultando bajo la presión de lo que soportamos. En Levantamiento de escultura (Martín Chirino) (2021), Pelayo Varela dirige una performance que nos habla de la angustia de las influencias, del inmovilismo, de la consagración y del olvido, de los límites del contexto, del anquilosamiento y de la tradición. En ella, los hermanos Santiago y Marcos Santana, bisnietos del legendario “Faro de Maspalomas”, unas de las últimas personas que practican un antiguo deporte canario llamado levantamiento de arado, trajinan la escultura de hierro El inquisidor III (1962) de Martín Chirino -por toda la sala de La Regenta de Las Palmas y durante la inauguración de una exposición- en una demostración práctica de cómo esos lastres figurados se pueden transformar en una carga real difícil de soportar.



Pelayo Varela sobrevive a base de detectar la incoherencia y ponerla en evidencia desde el sentido del humor y el sarcasmo, desde la inteligencia, la dialéctica y el talento. En la era del metaverso y de los NFT pinta cuadros irónicos -sobre lienzo- con hashtags contemporáneos que se vacían de contenido de tanto usarlos; construye peanas inflamables para obras de arte, quizás inexistentes, que serán carbonizadas y analógicamente desmaterializadas; estampa el logo de las grandes ferias sobre la superficie de infinidad de galletas que serán devoradas, digeridas y excretadas, convirtiendo el arte en mierda: artistas de mierda haciendo arte de mierda, pero mierda de la buena. 


*Pelayo Varela, Delirio Studio, Carabanchel, Madrid, febrero, 2022. [hoja de sala].

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