Yann Leto - "Mother of all Battles"


*Publicado en la revista "Sublime", febrero de 2020.

No hay otra opción, sólo nos queda combatir, sólo nos queda entender la pintura como una acción, la creación como una batalla, la vida como una lucha. Yann Leto sabe que ahora es el momento de ir a la guerra, que no nos queda otra, que estamos al final de algo que quebró y que nos continúa matando, que nos encontramos en medio del colapso ético, social, político y financiero, del colapso humano, que ya no hay lugar para escurrir el bulto, que no se puede vivir en la indolencia, que sólo nos queda la resistencia y el contraataque. Los artistas, los creadores, todos, tenemos una responsabilidad que actúa desde el compromiso y que lo hace en un contexto que no se puede permitir la autocomplacencia, el conformismo, ni el aburguesamiento, no necesitamos artistas que nos diviertan desde la mera ocurrencia, desde una idea más o menos sofisticada, no queremos creadores que, simplemente, nos hagan pasar el rato. Ahora es el momento de articular la lucha y de generar el cambio. Entre tantos bufones de palacio, aduladores de corte y pintores de cámara, cuesta encontrar algún tipo que tenga claro que el arte es conflicto, posicionamiento, defensa y ataque, que el arte no es el pasto con el que se ceba al ganado, ni los artistas unos payasos vendidos que dejan sus creaciones al servicio de la propaganda, en beneficio de una manipulación demagógica comprada por políticos e instituciones a precio de miseria, una realidad que se aprovecha de nuestra situación de necesidad, de nuestra precariedad más absoluta. La comodidad nos había puesto un bozal y no tuvimos las agallas suficientes para quitárnoslo, ahora nos toca hablar a nosotros, como decía Darwin, la necesidad crea el órgano: ninguna estética sin ética, así debe ser, así sea.

Yann Leto hace tiempo que se quitó el bozal, hace tiempo que está librando la madre de todas las batallas, un combate sin cuartel frente al cuadro más grande de España. Una acción, una performance, una pintura, setenta metros cuadrados de una lucha que no está solo en el tema, en la Guerra del Golfo (1991-2), en la primera guerra mediática, sino en la disputa con la materia, con el medio y con el soporte, con la moral y con la ética, con el discurso y con el lenguaje, pero también con y contra las modas, contra los prejuicios, contra la tiranía del sistema y la precariedad de unas estructuras que nos desmantelan. “Mother of all Battles” (2017) tiene un carácter inicial restitutivo: devolver su nombre original, alejado de su récord, a la pieza considerada hasta ahora el cuadro de caballete más grande de España, una obra de Ramón Martí Alsina que lleva por título “El gran día de Gerona” (1809). A partir de esa génesis, Leto, incorpora elementos de la pintura historicista, pero no aquella de equilibrio neoclásico, sino la que implementó Gericault a bordo de una balsa llena de pasión, intensidad, descarnamiento y desmesura, y luego aparece Goya, y Grosz, y Picasso, y por supuesto Yann Leto, que decide integrar la nueva visualidad para representar una guerra acumulativa, con tantas lecturas y relatos como personas habitamos este mundo de desmesura, de exceso, de superposiciones y de solapamientos. Tantos personajes, objetos y hechos que nos desbordan desde la desproporción de no poder aprehenderlos, que nos sobrepasan, que nos alienan, que señalan que nos encontramos ante una de las historias más grandes jamás contada y que, sin duda, merece ser recogida en uno de los cuadros más grandes del planeta, en la madre de todas las batallas. 

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