“Nuestras armas no hacen daño”
Galería Kewenig - Sant Feliu, s/n - Palma
Hasta el 14 de marzo
Rafa Munárriz “Espacios que estructuran acciones”
Galería Pelaires – Can Verí, 3 - Palma
Hasta el 13 de marzo
Marcelo Viquez (Montevideo,
1971) lleva tiempo situándose él mismo como sujeto para la acción, como espacio
político, como individuo que toma partido, como lugar de actuación. No hay una
forma más efectiva de posicionarse –ni más coherente- que aquella que nos involucra
a nosotros mismos, a lo más íntimo, a nuestras zonas de máxima seguridad y
protección. Las decisiones que nos afectan de manera personal son las más
trascendentes, es por ello que los proyectos de Viquez siempre se nos presentan
de una forma sutilmente descarnada, donde el artista comparece en la situación
de precariedad y emergencia en la que se encuentran ubicados muchos creadores
contemporáneos y otros agentes vinculados a la cultura, pero también muchas
otras personas, más de las que aparenta este primer mundo de brillo reluciente
y entrañas miserables. Desde allí, desde el lugar incómodo y beligerante de la
resistencia inconformista, es desde donde Viquez apela a esa actitud valiente y
posicionada que no deja lugar a dudas, asumiendo riesgos necesarios, luchando
por la subsistencia, denunciando la hipocresía y evidenciando todos esos resortes
del poder, del dinero, de la política, que se encargan de infringirnos un
control tan desmesurado que acaba por anularnos, alienarnos y, en último
extremo, aniquilarnos. Un título explícito para una exposición nada obvia, sin
indolencias ni inocuidades, que deja de manifiesto que nuestras armas no hacen
daño, pero que, desde la inteligencia, la ética, el compromiso y la pasión,
pueden ser igualmente útiles, afectiva y efectivamente hablando.
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Foto: Bartomeu Sastre |
Al
igual que la expo de Viquez lleva su posicionamiento personal al contexto
galerístico, Rafa Munárriz (Tudela, 1990) incorpora el espacio público a otra
galería de arte, en este caso la también mallorquina Pelaires que aparece
situada como lugar para la acción, para la fricción, para la sinergia y para la
resistencia. El espacio urbano es tratado en la obra de Munárriz –desde una
perspectiva muy lefevriana- como un contexto político que condiciona las
acciones que tienen lugar en él, mientras que esas mismas acciones se encargan
de modificar y reordenar el propio espacio público que las alberga. Una
interacción que convierte esos lugares en sociales y a los elementos que
contienen, que los delimitan, condicionan y potencian, en estructuras, signos y
símbolos de carácter político que determinan y ordenan los modos de
circulación, los flujos humanos, las maneras de transitar y de vivir. Al
descontextualizar esos elementos, esas vallas, rejillas, muros y suelos, y
recontextualizarlos en la sala de exposiciones, Munárriz enfatiza su evidencia
desde la sobredimensión, desde el peso visual y físico de unas estructuras
convertidas en esculturas con un exquisito resultado formal, pero que, de igual
manera que ocurría con sus análogas en el espacio urbano, deben ser completadas
por el tránsito y la experiencia de los “usuarios” que visitan la exposición.
*Publicado en ABC Cultural de 28-12-2019
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