Carles Gispert - Projecte Triangle

Carles Gispert


El cuerpo del delito, el objeto del arte.*
-A modo de breve novela (quizás negra) sobre unas piezas artísticas (más luminosas)-

Capítulo 1: Unos antecedentes de hecho que pueden servir de inicio.

Caminaba por el casco antiguo mientras reflexionaba sobre la naturaleza humana, sobre la carencia de norma, sobre la falta de exactitud científica de nuestro comportamiento, de nuestras creaciones y producciones, pensaba que cualquier investigación que tuviera como objeto la conducta de los hombres debía tomar como punto de partida una evidencia más o menos razonable, un principio que se pudiera dar por supuesto, y que si luego se demostraba erróneo, en una extraña paradoja, no diera al traste con el resto de las indagaciones. Todo lo que ocurre a nuestro alrededor es el efecto de las situaciones que nos precedieron, de cualquiera de las cosas que nos anteceden y que, sin duda, serán la causa de aquellas que nos sucederán: somos porque fuimos y seremos según lo que somos.

El inicio de esta historia, por ejemplo, se remonta al comienzo de una búsqueda; el buscador en cuestión partía de una necesidad creativa vital, estimulante, que combinaba con cierto escepticismo hacia lo inmaterial, incluso hacia el propio y etéreo concepto de arte. Un camino lleno de dudas y de alguna respuesta que se basaba en el trabajo continuo, en la práctica concreta y en un aprendizaje diario y absolutamente empírico que trataba de obtener lo funcional, lo útil para poder justificar lo bello. Pero cualquier búsqueda se complica si se opta por no acceder ni creer en lo establecido, en lo institucional, en lo convencional, en la academia, y aunque ese inconformismo irreverente es, en realidad, el verdadero motor para la mayoría de los cambios –el agente que provoca casi todas las acciones interesantes- también es cierto que, estos itinerarios a contracorriente, suelen resultar más complejos que el resto de las vías que la contemporaneidad nos ofrece.

Recurriendo a los tópicos propios de la serie b diremos que la calle, el mundo, la vida, fueron las principales escuelas de nuestro buscador, pero si hubiese que concretar señalaríamos Londres como su referente principal e inicial. En el Camberwell College empezó estudiando diseño tridimensional especializado en metal, tan tridimensional, tan metálico, que terminó centrándose en las formas y en los materiales, en lo orgánico y en su belleza, unas propuestas que comenzaron a ser esculturas más que objetos encaminados a un uso. Con este cambio mutaron muchas de sus primeras ideas e inició un tránsito, desde artesano hacia escultor, que se produjo principalmente gracias a la influencia del profesor Hans Stofer, su mentor, una personalidad estimulante que consiguió quitarle de la cabeza gran parte de los prejuicios que poseía sobre el arte y sobre la vida.

Cada vez más libre de ideas preconcebidas y amalgamas condicionantes, el escultor, quizás artista, empezó a dibujar líneas individuales, verticales, precarias, manuales, unas líneas simples trazadas con la tinta de un punta fina en su cuaderno de bocetos, unas líneas que sus manos y su voluntad, proclives al volumen, al tacto, a tocar, llevaron a lo tridimensional –pero filiforme- en un difícil equilibrio que sólo adquiría estabilidad clavando las piezas en el suelo, insiriéndolas en el seno de la tierra y haciendo que su propio peso, su propia forma y la masa del espacio que les rodeaba fuesen la base de su sustento. Unas obras singulares que nuestro buscador, ahora ya decididamente transformador de materias y energías, emplazaba en nuevos y sugerentes espacios que contribuían al desarrollo de su idea, tanto, como la propia pieza en sí, un inicio peculiar para una historia creativa que todavía continúa.

Capítulo 2: Los escenarios del crimen, los nuevos lugares del arte contemporáneo.

La casa era de piedra, de esa piedra antigua, vivida y porosa que rezuma experiencias. La piedra era roja y la casa también, como lo suelen ser las de aquella zona de Mallorca, y al lado de la casa un cactus, un cactus que terminó por darle nombre a la propia casa. Aquel lugar se convirtió durante bastantes años, cinco más o menos, en un concentrador de energías, en un aglutinador de voluntades, en un escenario singular para el arte contemporáneo. Nuestro buscador palmesano venía de Londres, y de Estocolmo, y de la India, y llegó a Ses Salines, en la isla de Mallorca, en 1996. Allí se quedó todo ese tiempo mientras daba forma a la plataforma de arte y difusión llamada lacasadelcactus, junto a Cati Aguiló y en colaboración, siempre, con otros muchos creadores que se iban dando cita en aquel lugar tan especial, un espacio que reflejaba a la perfección dos de las consignas básicas de su idea creativa: la producción colectiva y los nuevos lugares para contener e interactuar con el arte contemporáneo. Por allí pasaron, verano tras verano, abundantes artistas, gentes de muy diverso perfil, pero que se mezclaban en un sugerente proyecto asociativo y creativo que ha tenido cierta trascendencia en la plástica balear.

Tras irse del espacio físico que le dio nombre, las propuestas de lacasadelcactus comenzaron a desarrollarse en nuevas y variadas ubicaciones. De ello dan buena cuenta “Ultramarinos”, un completo programa realizado en 2001 que incluía exposiciones, performances e intervenciones multimedia que se desarrollaron en diferentes contextos del Raval de Barcelona; en el mismo año también concurrió “Archipiélago-cactus” proyecto plástico imbricado dentro de la oferta –y del espacio físico- del extinto festival mallorquín de música Isladencanta; y al año siguiente “Panem et circenses”, una idea que convocó en Binissalem a artistas, estudiosos y colectivos con el objeto de convivir y desarrollar todo un programa de talleres, mesas redondas, performances y exposiciones, conformando un peculiar lugar de reflexión con cierto componente lúdico. Luego vino un impasse de espera y no fue hasta 2007 cuando esta asociación reapareció con “Cimentiments o no m’asfaltis el respecte”, una propuesta presentada en Madrid, Mallorca y Barcelona, en la que algunos creadores, algunos activistas, trataban de hacernos pensar –gracias a una evidente carga crítica e irónica- sobre temas tan controvertidos como la corrupción, la especulación inmobiliaria o la contaminación; y por último, y siguiendo esta misma línea contestataria e inconformista, cabe mencionar el proyecto de 2009 llamado “Atelier CRISI”, un contenedor de ideas donde se invitó a personas muy diversas para que expusieran su sensibilidad, su acción, sus soluciones, para esta complicada situación global que, todavía hoy, andamos padeciendo.

Todos estos proyectos realizados en capillas, monasterios, centros culturales, casas de campo, festivales musicales o incluso teatrales, constituyen una evidente expresión de como los lugares del arte contemporáneo tienen, en la actualidad, una multiplicidad prácticamente insondable, y que nuestro buscador, transformador y agitador, tiende a frecuentar todos los que van quedando a su alcance y considera oportunos. También fue una buena prueba de este polimorfismo espacial sus incursiones en los bajos fondos, en las catacumbas, de una antigua casa señorial del casco antiguo de Palma gracias a las colaboraciones que emprendió con el colectivo independiente de artes visuales La fàbrica de licors, o su instalación de coches previamente transformados por las calles de la misma ciudad en 2008 y que se tituló “Retroprogrés”, o la colonización a base de Santa Claus trepadores de los exteriores de Es Baluard, Museu d’Art Modern i Contemporani de Palma de Mallorca, en la navidad de 2009. Unas propuestas con contenidos de punzante crítica social que se encargan de motivar gran parte de sus creaciones más recientes.

Capítulo 3: Urdidores en la sombra, autores materiales, sospechosos habituales y colaboradores necesarios.

Pero el concepto de creación artística que nuestro buscador plantea no se basa tan sólo en la peculiaridad y multiplicidad de los espacios donde la idea se desarrolla y se comunica, sino que también reside en el factor colectivo, sumativo, que se da en la génesis de casi todas sus propuestas. La producción, la acción, la contestación, la respuesta, el inconformismo, el activismo, la aportación, la combinación, la transformación de energía y, por qué no decirlo, la búsqueda de la belleza, de la forma y de la materia, precisan indefectiblemente de los autores, de los cómplices, de los actores, de los espectadores y de aquellos colaboradores necesarios que, en esta deriva contemporánea, son cada vez más numerosos. Un heterogéneo y mutante grupo de sospechosos habituales –y algunos esporádicos- que va variando su composición en virtud del contenido concreto de cada uno de los proyectos.

Y es que una de esas maravillosas cualidades que define la creación plástica –dotándola a la vez de su peligroso carácter fronterizo- es la capacidad que posee la obra sincera para transmitir la auténtica voluntad de quienes la crean, mientras que las piezas que carecen de esa verdad, al examinarlas con un poco de atención, suelen demostrar algunas de las imposturas más evidentes que rodean al mundo del arte y, sin apenas excepción, a todos sus agentes. Una incertidumbre que provoca cierta falta de confianza en el prójimo y que termina derivando en el autismo creativo de unas producciones, individuales y solitarias, que manifiestan un despampanante ego que primero ciega la vista, precisamente, de los sujetos que lo han generado. Una patología no exclusiva de los artistas que suele marcar la preferencia absoluta del yo sobre el nosotros y, por supuesto, del yo sobre el tú y sobre el vosotros.

Es por este motivo que en las plásticas, lo de producir arte en colectivo no es tan habitual como debiera serlo: el artista tiene su idea y, si la comparte, no suele ser para ofrecerla a nuevas iniciativas sino para exhibirla y exhibirse a él mismo en un bucle abigarrado de pretensiones, casi siempre vacías, que a menudo no aporta nada interesante. Sin embargo, algunos creadores como nuestro buscador, generosos en el esfuerzo y en la patente, han decidido que sus composiciones se enriquecen artística y conceptualmente con la colaboración de otros individuos que son capaces de aportar cosas positivas, creación sobre creación, en un continuo y aditivo mestizaje que demuestra lo sencillo que es, para los artistas sinceros y en buena compañía, superar las propuestas de esos otros sujetos encantados de conocerse a sí mismos pero, desgraciadamente, sólo a ellos mismos.

Y si lacasadelcactus era un proyecto completamente grupal donde las autorías individuales se unían en un planteamiento común desarrollado entre iguales, su otra propuesta, planteada bajo el nombre de icouldbeyou, va aglutinando gran parte de la otra creación del artista -sólo o en compañía- mientras le concede la libertad de actuación que provoca cierto anonimato, permitiéndole hacer lo que realmente desea sin necesidad de dar explicaciones de estilo ni de forma y provocando que el espectador, el consumidor de arte, deposite toda su atención en el objeto artístico, en la propia creación, y no tanto en quién es el autor, ni en el contexto en el que la pieza se hizo. Un proyecto, este icouldbeyou, cuyo título anticipa claramente el contenido de su idea al sugerir la despersonalización concreta de la firma, y que, como la mayoría de sus propuestas, comparece flexible, asociable y disociable, mientras crece, muta o se pervierte con cada nueva aportación.

Capítulo 4: Los hechos, los objetos y los sujetos.

Hablar de la obra de este artista plural y completamente multimedia, de este buscador que suele encontrar, se hace difícil si se intenta disociar del poliédrico conjunto al que da forma toda su creación, un sugerente y envolvente magma que consigue desarrollar, no sólo su particular concepto de arte, sino también su continua voluntad de activar ciertos resortes del espectador para transmitir y sobre todo dialogar. Con estos objetivos el creador se vale de la expresión plástica en su sentido más amplio, aunque también más intenso, rabiosamente contemporáneo y absolutamente heterogéneo. Un arte donde la forma, la materia y el concepto, la luz, la imagen e incluso el sonido, generan una impresión, una atmósfera, a veces cierta narración, gracias a unas piezas que fluctúan entre la física obvia, algo más que formal, de lo orgánico, la flagrante realidad de lo humano y una voluntad de transmitir que se hace patente en casi todas sus piezas. Imágenes poderosas y sugestivas en un espacio donde las definiciones se tornan confusas, mientras que lo visual alcanza toda su espléndida potencia y una extenuante variedad.

En una primera etapa del camino este buscador intrépido y joven fijó su atención en la resistencia y las calidades del material, en la lucha del escultor a base de golpes de genio e ingenio contra la propia materia, se concentró en el hierro, en los metales y en la sutil tridimensionalidad que les iba confiriendo a través del crecimiento maleable de su forja. Una fase inicial de aprendizaje, investigación, conocimiento, identidad y energía, donde todo se manifestaba en un objeto, en una forma, en algo hostil pero modelado, en un modelado sensual, táctil y sugerente, unas piezas de hierro forjado, las más clásicas –si es que en sus propuestas se puede hablar de clasicismo- desde donde brotan esas coordenadas preliminares y orgánicas que han caracterizado también gran parte de su creación posterior.

Tras su vuelta a Londres entre 2002 y 2004, concretamente al Royal College of Art, sus piezas comienzan a remitir de manera más evidente al cuerpo, a lo humano, a lo natural y a lo sexual en un sentido abierto. Atracciones y repulsiones, huecos y protuberancias, una libertad de materiales y técnicas que le hicieron crear no solamente piezas sino sensaciones, sugerencias y realidades, miedos, fantasías, eróticas, pasiones y obsesiones, introduciendo poco a poco una cierta narratividad, alguna envolvente escenografía, un hilo conductor, una intención de contacto, de empatía, no inconsciente como pudiera ocurrir antes, sino consciente y deliberadamente promovida. Sus esculturas de esta fase se constituyen como unas obras sutilmente corpóreas donde el hierro conecta con innovadores materiales que se enlazan, lejos de repelerse, en una simbiosis exquisita; un juego dialéctico, un contraste entre dispares y un crecimiento artístico permanente que plantea alguna de las muchas infidelidades que este creador –en búsqueda permanente- se permite con la tradición escultórica, sin renunciar del todo a ella y con la licencia de quien domina el lenguaje.

Todo esto provoca que sus proyectos posteriores se muevan por caminos cada vez más diversos: materiales maleables, dúctiles y táctiles con los que el artista juega en un permanente rompecabezas manual y cuyo carácter, a veces efímero, viene eternizado por su reproducción fotográfica o videográfica planteada como obra final. De regreso a Palma empiezan a comparecer también sus otras búsquedas, referidas más a lo atmosférico y escenográfico que a lo corpóreo y concreto, donde el creador despliega y emplea todos los medios a su alcance, dando cabida, no sólo a la física del objeto escultórico, sino a la luz, al sonido, al espacio y al ambiente. Unos caminos híbridos por los que nuestro buscador amplía sus recursos a todo lo que la contemporaneidad le ofrece, completando su complejo y estimulante discurso sobre la forma, a la vez que recorre una vertiente más actual en sus medios y más colectiva y humanista en sus contenidos, una línea que nace tras una evidente crisis estética y formal que se soluciona al potenciar unos ingredientes que ya formaban parte de su atractiva receta: la gente, no como espectadores sino como participantes, y la sociedad, por supuesto, desde una perspectiva crítica.

Breve epílogo: a la manera de posible preámbulo.

Sintiendo, tocando, mirando y pensando, es como nuestro buscador ha ido conjugando su propia búsqueda. Un camino que comenzó en el objeto, en la forma y en la materia, que continuó mientras iba concentrando su atención en los lugares que encontraba para desarrollar sus propuestas, constituidos no tan sólo en meros espacios que albergan sino en parte importante de su concepto creativo, y el colectivo como sujeto creador, la incorporación de distintos materiales en colisión y simbiosis permanente, el cuerpo humano, lo orgánico, lo trascendente y lo intrascendente, los nuevos medios de creación, expresión y difusión, siempre la idea y, cada vez, con más fuerza. Un sugerente viaje que empezó en la forma y que ha ido derivando hacia el concepto, un lugar desde donde este buscador, que responde al nombre de Carles, plantea sus proyectos más actuales, unas propuestas que, sin duda, serán el objeto de una nueva historia y de las que este texto se constituye, simplemente, en un sencillo preámbulo.

*Texto para el catálogo de la exposición "Feeling, touching, watching, thinking. Carles Gispert 10 anys". Projecte Triangle. Mallorca. Octubre 2010

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