Miquel Julià - Menjamiques


El perseguidor*
(una versión)



…si yo pudiera vivir como en esos momentos, o como cuando estoy tocando y también el tiempo cambia… Te das cuenta de lo que podría pasar en un minuto y medio… Entonces un hombre, no solamente yo, sino ésa y tú y todos los muchachos, podrían vivir cientos de años, si encontráramos la manera podríamos vivir mil veces más de lo que estamos viviendo por culpa de los relojes, de esa manía de minutos y de pasado mañana…
El perseguidor, Julio Cortázar.

Así, cámara en mano, como quien no quiere la cosa, como si lo que pasara a su alrededor no fuera con él, pero sólo en apariencia, porque sí que va con él, porque sus manos le delatan, y sus ojos, porque aprieta la cámara contra el pecho, contra la cara, porque no pierde detalle, porque se fija en todo, porque lo mira todo, lo aprende todo, lo coge todo, lo prueba todo. De todo un poco, claro, porque si no tienes el estómago enorme, porque si no tienes un buche a prueba de bombas, mejor reservarse, mejor comer lo que tiene buen aspecto, lo que huele bien, lo que sabes quién lo ha hecho y cómo lo ha hecho, lo que tenga amor, valores, ética y respeto, no como esta mierda de vida donde nos están metiendo, que huele fatal, que pinta fatal y, aun así, nos la seguimos comiendo, sin vomitarla pero con náuseas, aguantando el tipo, bien jodidos por fuera y bien podridos por dentro.

Menjamiques le llaman algunos, Triat dicen otros, pero es que casi nada de lo que nos cocinan está bueno, ni bien hecho, ni aporta algo, así que ¿para qué comerlo? Hay que tener mucho estómago para digerir según que cosas, para engullirlas dobladas, tal cual nos la están metiendo. No es fácil, y el Menjamiques ni quiere, ni puede, ni debe, si no le gusta lo que le dan, lo vomita, que la gente lo sepa, que lo vea, que lo huela, que por ahí no pasamos, que ese precio no lo pagamos, que no comulgamos con ruedas de molino, que nosotros, simplemente, no comulgamos, que no nos los creemos, que se metan las hostias por donde les quepan, y el rosario, y el cáliz, pero que nos devuelvan el vino, que es nuestro, nada de sangres de cristos, ni de toros, ni de dioses cizañeros, que el vino es nuestro, que lo queremos y que nos lo bebemos.

Revolvernos las tripas es un curioso inicio para un gastrotexto sobre las sociografías culinarias de Miquel Julià, pero no puede ser de otra manera, en la pocilga sólo hay lodo, el fotógrafo sociógrafo lo sabe y no puede permanecer ajeno, y lo capta, y lo expone y pretende que reaccionemos. El perseguidor, sensible e intuitivo, acecha con su cámara allí donde la gente come y bebe, donde la gente habla, odia y ama, allí donde las personas se vuelven personas y hacen cosas más humanas. Nos explica la realidad mientras detiene el tiempo, como aquel Johnny Carter de Cortázar que era capaz de estirarlo hasta hacerlo infinito, hasta hacerlo eterno, que convertía un instante en miles de notas musicales, a la velocidad de la luz, con la rapidez pausada de un hombre tranquilo, con la habilidad de un genio frenético, porque sólo los genios saben hacer las cosas rápidas muy lentos.

Cualquier instante puede ser decisivo, cualquier momento puede ser eterno o pasar completamente inadvertido, eso lo sabe Julià y por eso permanece atento. Hay que mirar y hay que saber mirar, casi siempre sin ser visto, hay que aprender a ver porque la verdad está a nuestro lado, y también la belleza, y la mentira, y tantas otras cosas, justo aquí. Hay que ser rápido y ágil y hábil y, si se puede, listo. Hay que buscar la ética sin renunciar a la estética, o al feísmo, que también es un buen tiro. Hay que reconocer, en una fracción de segundo, el significado de lo que tienes delante y encontrar la forma adecuada de recogerlo, de contarlo, de vivirlo. Hay que hacer fotos, muchas fotos, y que sean buenas, como las que hace Julià, como lo que come, y con eso hacer un buen caldo, y servirlo caliente, y que no esté soso, slow food, slow music, slow art y slow photo.

*Texto para el catálogo de la exposición "Menjamiques" de Miquel Julià en la Galeria Fran Reus, junio de 2013.

No hay comentarios:

Publicar un comentario